Iniciamos una nueva serie de artículos que examina las raíces de algunos de los instrumentos electrónicos más amados, apreciados, e importantes de todos los tiempos…
Qué mejor modo de comenzar cualquier retrospectiva de sintetizadores históricos que con Minimoog Model D: Fue el primer icono de los sintetizadores dirigidos al mercado de masas y, todavía hoy, es uno de los equipos clásicos más buscados.
Comercializado desde 1970, Minimoog revolucionó el mercado de los sintetizadores, y generó toda una gama de secuelas.
Monolitos de génesis modular
Cuando Moog Music comenzó el desarrollo de Minimoog, su fundador y diseñador jefe, Bob Moog, era ya conocido como uno de los actores principales en la historia de los instrumentos musicales electrónicos –los sintetizadores modulares Moog de finales de los años 60 del pasado siglo, todavía siguen estando entre los equipos de audio “pro” más revolucionarios que han sido fabricados.
Enormes, muy complejos y construidos a mano bajo pedido, los modulares Moog apenas impactaron en el mercado de consumo, pero los adoptaron los teclistas más vanguardistas (y adinerados) por su versatilidad y sonido único.
A pesar de su éxito con los sintetizadores modulares, Moog identificó el mercado potencial para un instrumento más compacto y se lanzó a crear un sintetizador portátil e integrado. El ingeniero Bill Hemsath, responsable de enseñar los sistemas modulares a los clientes, ideó el diseño de una unidad que recrease el patch básico que él usaba en sus demos –una colección de osciladores, filtro y los generadores VCA y de envolvente necesarios para unirlo todo.
A lo largo de 1969 y principios de 1970, Moog y Hemsath construyeron y probaron los modelos Minimoog A, B, y C como prototipos para desarrollar los circuitos y el sistema de control. Estos prototipos –inicialmente basados en módulos Moog cogidos de las piezas de recambio y alojados en una carcasa de madera con teclado integrado– pronto cambiaron a un panel frontal metálico a medida y, más tarde, asumieron la ya famosa sección de control abisagrada.
Luego añadieron las ruedas de modulación y pitchbend (concebidas por el propio Hemsath), y crearon un sistema de routing que usaba interruptores y potenciómetros rotatorios en vez de cables de conexión. A principios de 1970, el cuarto prototipo, Model D, fue aprobado para producción.
La versión Model D de Minimoog
Lanzado en 1970 por un precio de unos 650 euros (equivalente a casi 8.000 euros de hoy), Minimoog Model D no era barato, pero sí una ganga comparado con los sintes modulares precedentes. Aún más importante fue el hecho de que Minimoog fuera portátil. Su diseño compacto –con teclado integrado de 44 notas y panel abatible de control– hacía que pudiese llevarse desde los ensayos a las actuaciones o sesiones de grabación sin apenas molestias –al contrario que las configuraciones basadas en sintetizadores modulares, que pesaban tanto como un piano y requerían un serio esfuerzo para su transporte.
Minimoog no fue el primer sintetizador integrado del mercado –ARP 2600 salió por las mismas fechas– pero sí el más portátil, fácil de usar y, sobre todo, el de mejor sonido. La arquitectura de síntesis de Model D se basaba en lo que Moog ya había ideado para sus sistemas modulares.
El banco de osciladores tenía tres VCOs, y cada uno ofrecía ondas triangulares y de sierra, una onda híbrida “sierra-triangular”, y tres ondas de pulso de varias anchuras. Podías aplicar un limitador de rotación a la salida CV del teclado y crear un efecto glide. Aunque casi todo el diseño de Model D se inspiraba en los módulos de Moog, la mayoría de los circuitos fue creada ex-profeso para Minimoog. En los osciladores estaban los primeros circuitos de compensación de temperatura de Moog, que mantenían una afinación bastante estable.
El diseño VCF de escalera con transistor de 24dB/ oct se basaba en el clásico módulo 904A de filtro paso-bajo controlado por voltaje. Quizá más que ningún otro elemento de Minimoog, el sonido del filtro de escalera ha quedado como sinónimo de esta unidad. Grueso, cálido, rico, y auto-oscilante con altos ajustes de resonancia, VCF definía el sonido de Model D. Si subías los niveles de mezcla del oscilador y de la fuente de ruido, sobrecargabas la entrada del filtro, creando sonidos muy potentes.
Un diseño llevado a la mínima esencia
Minimoog usaba dos generadores de envolvente (“generadores de contorno” en lenguaje Moog) para controlar la amplitud VCA y la modulación del filtro. En vez de los hoy familiares controles de envolvente ADSR, Minimoog ofrecía sólo tres opciones: ataque, decaimiento, y sostenido –el ajuste de decaimiento también se unía al tiempo de relajación.
En cuanto a opciones de modulación, Minimoog era muy sencillo. ‘Oscillator 3’ operaba en frecuencias de audio o como LFO, y su salida se usaba para modular las frecuencias de los tres VCOs o el corte del filtro vía la rueda de modulación.
En general, Minimoog era un sintetizador llevado a su mínima esencia. Mirando el diseño de Minimoog, se ve que era una configuración muy estándar. La arquitectura del motor de síntesis de Minimoog y la distribución de su panel frontal son muy similares a las de cualquier monosinte creado en los últimos cuarenta años, pero fue Model D el que definió el modelo a seguir. Hasta el lanzamiento de ARP Odyssey en 1972, hubo poca competencia para Minimoog en términos de sintetizadores compactos y portátiles.
El modelo semi-modular ARP 2600 era mayor y más complejo, y EMS VCS3 era potente pero requería un teclado separado. A finales de los años 70, los sintes monofónicos compactos como los creados por ARP, Korg, Roland, Yamaha, e incluso compañías más pequeñas como Octave y Jen, mostraban la clara influencia de Minimoog que, de forma involuntaria, había definido el aspecto clásico de un sintetizador.
Éxito comercial
El monosinte Minimoog tuvo un éxito instantáneo entre los teclistas de progressive rock y pronto se usó en casi todos los sub-géneros de pop, jazz, y música electrónica experimental. Rick Wakeman de Yes y Keith Emerson de Emerson, Lake & Palmer lo popularizaron entre los grupos de rock, alabándolo por su habilidad para destacar en las mezclas. Los álbumes de Kraftwerk de mediados de los 70, Ralf und Florian, Autobahn, y Radioactivity tenían un enfoque experimental y electrónico donde Minimoog se oía profusamente.
Con la llegada del estilo synth pop a finales de los 70, los teclados electrónicos pasaron a ser el centro de interés –los primeros álbumes de Gary Numan giran casi por completo alrededor de un Minimoog. Mientras, Bernie Worrell de Parliament-Funkadelic creó un sonido grave de teclado que sería un referente de los estilos hip hop, electro, y muchas variantes de house y techno.
La producción del Model D original sufrió varias reencarnaciones por parte de Moog hasta 1975, y fue reiniciada en 1977 cuando Bob Moog dejó la compañía. Terminó en 1980, y Source reemplazó a Model D como principal monosinte de Moog. En total se vendieron más de 12.000 unidades Model D, y el diseño permaneció casi igual a lo largo de todo ese tiempo.
Los coleccionistas creen que los modelos primitivos poseen más valor, pero Bob Moog siempre insistió que la calidad de construcción de las versiones posteriores las hacía más fiables. Muchos músicos piensan que ningún sintetizador supera a Minimoog en la unión de sonido redondo y facilidad de uso.
Una leyenda, aunque ¿es para hoy?
Considerado unánimemente el mejor sintetizador monofónico de todos los tiempos, Minimoog merece ese estatus como una de las leyendas de la música electrónica. ¿Vale la pena comprarlo hoy? Como los precios de segunda mano oscilan sobre los 4.000 euros (o más) por una unidad en buen estado, Model D es una pieza de coleccionista –ya se acabaron los días en los que los teclistas “se actualizaban” al último sintetizador digital lanzado al mercado.
Minimoog Model D merece su legendario estatus más que ningún otro sintetizador…
Incluso a los elevados precios del mercado actual de segunda mano, Minimoog aún es una propuesta atractiva. Su sonido rivaliza con el de cualquier sintetizador actual y, si lo conservas bien, te devolverá tus cuidados con creces.
Como los sintetizadores analógicos cayeron en popularidad en los 80, la mejor fuente para obtener ese sonido vino desde la firma californiana Studio Electronics. Inicialmente vendía unidades Model D en rack equipadas con MIDI (de nombre MidiMoogs), pero luego quedó desabastecida de sintes Moog genuinos y desarrolló una versión clonada del mismo sintetizador conocida como MidiMini. Esta compañía también creó SE-1 –un sinte inspirado en un Moog– lanzado en el año 2000. Estos tres productos son buenas alternativas al original. Su lanzamiento más reciente e impactante en este sentido es MidiMini V30 (que venden por 2.995$), muy actualizado, ampliado y con un imponente panel frontal, de infarto…
Por desgracia, otros clones no son tan buenos. Por ejemplo, no te recomendamos que adquieras un Minimoog 204E de la compañia galesa Moog Music Limited. Una opción mejor es un sinte inspirado en Moog, como la unidad Macbeth M3X. No fabricaron muchos, pero si tropiezas con uno, no te defraudará.
La respuesta más fácil y barata radica en el mundo virtual. Numerosos sofsintes hallan su inspiración en el diseño de Minimoog, sobre todo Arturia Mini V, el excelente GForce Minimonsta, y el propio Model D de Moog para iPad e iPhone. El problema real de los Moog por software es que no pueden recrear el atractivo manejo manual de la máquina hardware. Lo mejor de los Minimoog es jugar con sus knobs mientras tocas, y usar un ratón o un controlador MIDI no es lo mismo.
Las mejores alternativas a un Minimoog quizá vengan de la propia Moog. Los diversos modelos de Minimoog Voyager y el pequeño Little Phatty ofrecen una versión moderna del sonido Moog, con la garantía de la tecnología del siglo XXI y el control MIDI.
La marca Minimoog hizo una dramática reaparición en 2001 con el anuncio de Moog Voyager, un enfoque muy remozado del concepto clásico. Al margen de lo bien que los modernos Moog Voyager y Little Phatty recreen el sonido de Minimoog original, seguro que beben del espíritu del original Model D.