Potenciómetros, knobs y deslizadores tienen amigos y detractores. El autor diserta sobre su utilidad en el estudio de una forma un tanto subjetiva…
Supongo que soy el único, pero ¿por qué todo el mundo intenta venderme equipos con knobs? Apenas acabo de ordenar mi estudio (es decir, he sustituido todos esos polvorientos y voluminosos equipos hardware que nunca utilizaba por una fantástica colección de software), y vuelven a la carga ofreciéndome knobs por doquier que aspiran a invadir todo el espacio recién recuperado de mi escritorio. Espacio, por cierto, que ahora ocupan una taza de café, un teléfono, dos teclados QWERTY, dos ratones, un control remoto, una libreta, un boli, un libro y unos cuantos CDs (¿te acuerdas de esas cosas?).
Siempre están con el mismo cuento… «Venga, ¡vuelve a poner en acción esos dedos oxidados!». Pero lo cierto es que mis dedos siguen en plena forma. Una mano se ocupa del ratón, mientras la otra dispara los comandos de tecla y la barra espaciadora de mi teclado QWERTY. Después de pasar tantos años manejando enormes consolas de mezclas y automatizando mezclas sobre la marcha (sí, en tiempo real), ahora siento una profunda satisfacción al pensar que puedo hacer todo eso, sentado frente a los altavoces, con un par de clics del ratón… ¡es lo que todos deseábamos cuando teníamos que hacerlo sobre la marcha!
«¿Y qué hay de los softsintes?» les oigo sollozar… «Seguro que quieres pringarte las manos retorciendo esos encantadores parámetros». Ah, claro, siempre estoy dispuesto a reventar los presets que alguien ha programado con tanto empeño girando un par de knobs al azar. Pero todavía me gusta más retocar los patches incluidos, y eso me resulta mucho más sencillo utilizando un panel gráfico bien diseñado que agarrando un puñado de knobs y faders sin configurar.
Me precio de no ser un retrógrado en lo concerniente a la tecnología musical, pero no acabo de entender esta creciente obsesión por los knobs. Al fin, he conseguido recuperar el espacio de mi escritorio, y estoy decidido a conservarlo. Muchas gracias.
El autor es un destacado productor de la industria musical que desea permanecer en el anonimato. SONICplug no se hace responsable de las opiniones expresadas en esta columna.
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