Consigue más objetividad sobre tus producciones y sal de tu burbuja creativa para ganar en aceptación…
Los músicos no suelen ser criaturas muy objetivas: se aferran a sus creaciones, pensando que siempre hacen canciones buenas, y a menudo se acostumbran a ver todo a través de un cristal tintado –el estudio les aísla de la realidad exterior, sobre todo en el caso de los solistas.
Imagina que llevas dos semanas dándole a ese tema musical, y sólo recibes palmaditas en la espalda y el consejo “sigue trabajando, aún no suena del todo bien”. Eso supondrá un estímulo o no dependiendo del carácter del productor y de cómo te lo diga. La solución para salir de la cueva y ver la luz radica en dos palabras casi mágicas: colabora y asimila…
Colabora con otros músicos y productores
Más del noventa por ciento de lo que escuchas por ahí, ha supuesto alguna forma de colaboración: algo tan significativo como la composición de un tema codo con codo, o tan sutil como la visita fugaz de un ingeniero distinto durante el mástering “para que eche un vistazo a ese problemilla con los graves”. Estas ocasiones proporcionan un feedback muy beneficioso.
A toda colaboración sigue la asimilación de lo que acabas de aprender o descubrir -y eso no supondrá un sacrificio de tu identidad…
Considera los casos de Timbaland o The Neptunes, y te convencerás de que dos o tres cabezas siempre piensan mejor que una cuando se trata de acabar con un repertorio de canciones buenas. ¿Hubiese afianzado Madonna su carrera de no ser por la inestimable ayuda de Stuart Price o Mirwais? En absoluto: más bien se habría deslizado cuesta abajo con sus vídeos en blanco y negro, y sus horteradas ocultas bajo una capa de falso glamour.
Y sin ir mucho más lejos, tenemos el ejemplo reciente de Jean-Michel Jarre y su álbum Electronica 1: The Time Machine, donde entabla colaboraciones con un montón de productores electrónicos de alto nivel (Armin Van Buuren, Vince Clarke, John Carpenter, etc), con el último y único objetivo de lanzar música global, rica y abierta, basada en el codo a codo como base.
La realidad práctica es que contar con la presencia de uno o varios colaboradores durante la composición, los ensayos, la grabación, la mezcla e incluso la promoción, asegura una mayor objetividad y una cierta guía hacia la creación de canciones buenas. En ese contexto, las ideas rebotan, y todo adquiere un mayor sentido.
Asimila las críticas para hacer canciones buenas
El objetivo final cuando grabas tu música es que alguien llegue a escucharla, ¿no es así? Por tanto, cometerás un grave error si la primera vez que consideras la opinión de terceros es cuando un fan regrese al stand donde le vendieron tu álbum, y exige que le devuelvan su dinero.
¿Por qué el primer álbum de un grupo es casi siempre su mejor trabajo? Se debe a que tuvieron tiempo suficiente para que los temas madurasen, la máquina creativa hiciese el rodaje… y las opiniones de las personas involucradas contasen de algún modo.
El paso que sigue a toda colaboración es la asimilación de lo que acabas de aprender o descubrir. No supondrá un sacrificio de tu identidad. Al revés: dotará de más fuerza e influencias a tu música, con lo que causará más impacto sobre quienes la escuchen. Así que ya sabes: toca tus temas en directo, observa toda reacción y anota las sugerencias que te hagan llegar. Hacer esto de vez en cuando, no significa que renuncies a tu magia personal o a tu identidad artística.