La ciencia demuestra las bondades de la música: podemos beneficiarnos de la musicoterapia
La música no sólo es la historia viva del ser humano, sino que es parte esencial del mismo y, como tal, lo ha acompañado desde sus orígenes. La música forma parte de nuestra estructura física, mental y espiritual, y por eso no es de extrañar que los beneficios de la música en el ser humano sean innumerables. No sólo eso, la estructura de la música, el ritmo, la melodía y la armonía, son además, elementos que están íntimamente ligados al propio movimiento del universo.
Esta compleja relación provoca que el análisis de cómo la música interactúa con el ser humano y con el universo, pueda ser encarado desde numerosas perspectivas. Una de ellas es la relación entre música y longevidad, un campo álgido de la musicoterapia. Y es que envejecemos a consecuencia del paso del tiempo, evidentemente. Pero, ¿por qué el devenir del tiempo nos hace más viejos? ¿Y sería posible revertir o, al menos, retrasar esta circunstancia? Se ha investigado mucho al respecto. Hace pocos años dieron con lo que parece la clave del envejecimiento y a la que llamaron la «encima de la inmortalidad», la telomerasa.
Los telómeros forman parte de los extremos de los cromosomas y su función principal es la estabilidad estructural de éstos. En los cromosomas es donde se encuentra nuestro material genético que, a su vez, contiene la información sobre el funcionamiento de nuestro organismo y nuestra longevidad.
Los telómeros fueron descubiertos en los años 30 del siglo XX. En 2009, otros científicos consiguieron hacer una descripción molecular de los telómeros, gracias a las nuevas técnicas de genética molecular, y descubrieron la telomerasa, que es la encima central de la maquinaria celular para la síntesis del telómero. Los telómeros son los temporizadores de la célula y determinan el número de las divisiones celulares que sucederán hasta que ésta muere.
¿Sabías que, según Masaru Emoto, doctor en medicina alternativa de Japón, la música puede afectar en gran medida a las moléculas del agua y por tanto a nuestro cuerpo, ya que somos agua en un 70%?
El envejecimiento y muchas enfermedades están directamente relacionados con el hecho de que los telómeros se van erosionando conforme transcurre el tiempo. Es la causa de la mortalidad de nuestro organismo. La naturaleza ha demostrado que el envejecimiento es modulable: existen multitud de especies diferentes y cada una con ciclos de vida diferentes.
Las investigaciones actuales están encaminadas a encontrar la forma de controlar la velocidad del envejecimiento y de esta manera, al controlar estos procesos celulares, también se conseguiría retrasar todas las enfermedades, que muchos científicos sostienen, son causa directa del envejecimiento.
Los beneficios directos de la musicoterapia sobre nuestra longevidad
Hay estudios que sugieren que la música es capaz de retrasar el envejecimiento. Incluso han demostrado que la música puede modificar nuestro cerebro; por ejemplo, los pianistas demuestran un mayor desarrollo de la zona cerebral que se relaciona con el control de ambas manos. Sucede algo parecido con los violinistas profesionales, pero sólo en la parte del cerebro que controla la mano izquierda.
De momento, la musicoterapia no ha establecido una relación entre la propia música y la influencia que ésta puede tener sobre la velocidad de erosión de los telómeros. Lo que sí se ha comprobado es que el estrés -tanto el percibido directamente por el individuo como el que pueda haber sufrido la madre en el embarazo-, redunda en que los telómeros sean más cortos de lo normal y que estas personas, en un futuro, puedan ser más propensas a sufrir enfermedades. Dado que la música ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, puede ser una solución a este tipo de situaciones. Este enfoque de uso práctico de la música es uno de los pilares en los que se basa la musicoterapia.
Está demostrado que los beneficios de la música, que son numerosos, pueden ayudarnos a mantenernos jóvenes. El entrenamiento musical, ya sea como instrumentista u oyente, nos ayuda a ejercitar la comprensión, la memoria, la coordinación y puede ayudarnos a retrasar de forma significativa los daños neurológicos que provoca el paso del tiempo. Mediante algunos estudios se ha observado cómo la música puede influir sobre determinadas proteínas que intervienen en la regeneración celular e inhibir otras que participan en procesos negativos.
¿Sabías que hay estudios que demostraron que el oído de una persona adulta de 70 años que se dedica a la música, puede ser tan bueno como el de otra de 50 que nunca haya tocado algún instrumento?
La música, esa sucesión de sonidos organizados, sensibles y lógicos, que desembocan en melodías, ritmos y armonías, tiene un fundamento físico y matemático, que ya definió Pitágoras hace mucho tiempo. Pero también tiene una parte intangible y mágica, que se corresponde con la esencia del espíritu humano.
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