Maximizar el volumen de tus temas no sólo supone subir a tope el botón ‘gain’ -te presentamos unos cuantos trucos de headroom en pro del máximo volumen…
Este breve tutorial trata sobre cómo mezclar para obtener el máximo volumen, no de masterizar para alcanzar ese volumen –pero ambas facetas están vinculadas. Es evidente que la guerra en busca del volumen máximo aún sigue vigente y tiene su impacto en los valores de techo dinámico o headroom: se llega de hecho a introducir tal presión en los ingenieros de mástering para subir el volumen de las grabaciones que la calidad del audio llega a verse comprometida en muchas ocasiones.
La práctica de competir por el volumen máximo en la etapa de mástering es quizá equivocada, ya que unos estilos musicales tienen más volumen que otros, en función de cómo se produzcan. No es lógico que un tema íntimo, con guitara acústica, iguale o sobrepase los niveles de un grupo de estilo death metal, por ejemplo. Lo normal es que esa formación quiera grabar su tema con volúmenes exagerados, además. Los valores del asunto en cuestión han de gobernar ese tipo de decisiones, que suelen establecerse en cada caso.
Si tus valores demandan una grabación que compita en volumen, al menos en parte, los resultados potenciales del mástering dependerán del modo en que un tema haya sido compuesto, arreglado, producido y mezclado. Incluso afirmaríamos que los pasos antes del mástering son más importantes de modo colectivo para el potencial volumen de la grabación que el propio mástering.
Nuestro objetivo ahora es que pienses y aprendas todo lo que contribuye al volumen de un tema antes de pasar al mástering. Algunas de las cosas que comentamos quizá resulten poco convencionales, pero es la naturaleza de esta tarea: en pocas palabras, la búsqueda de headroom o espacio en el techo digital.
Cada productor ha de controlar en algún momento el volumen de su mezcla. Si dividiésemos a todos los productores en dos categorías, tendríamos a esos productores que buscan que su música suene lo más alta posible en una de ellas, y en la otra, a quienes gustan de utilizar contrastes de dinámica a su favor.
Los de la primera categoría encontrarán valor inmediato en cualquier tecnología o técnica que les ayude a obtener un sonido con volumen sin comprometer el audio. Para que los de la segunda categoría obtengan el máximo efecto dinámico, han de lidiar con las limitaciones que tiene la tecnología actual en los pasajes de menor volumen, y además dominar el arte de maximizar el volumen. Si son capaces de hacerlo, su habilidad para operar en ambos extremos les libera para explotar al máximo el rango dinámico a su disposición.
Por tanto, cuanto más domines el volumen percibido, mejor dominarás la claridad y separación en una mezcla, incluso cuando ciertos elementos de ella tienen un volumen inferior. Te beneficiará aprender esas habilidades aunque no siempre reproduzcas tu música al máximo.
¿Y por qué tanto volumen?
Una mezcla con volumen tiene beneficios potenciales. Solemos fijarnos en los sonidos más altos, sobre todo por propósitos evolutivos. Los humanos primitivos que no se alarmaban con sonidos ruidosos tendrían más riesgo al enfrentarse a un depredador o a un desastre natural.
Además, dada la respuesta no lineal de nuestra escucha, la música más alta suele tener más detalle en las gamas graves y agudas. Y también ayuda con el impacto, ya que la música con graves y agudos claros se percibe con más presencia y tamaño.
Los términos de ilusión auditiva
Conviene señalar que la exposición a niveles excesivos tiene riesgos de generar daños permanentes en la audición. Así, la habilidad de ofrecer la impresión de un sonido con volumen a niveles más moderados de escucha es un paso hacia retener un grado de ese impacto alarmante sin sus peligros asociados.
Puedes recurrir a varios métodos simples para generar un sonido fuerte: prueba, por ejemplo, a utilizar varios plugins de distorsión. Lo difícil es hacerlo de un modo que suene natural, o al menos deseable. Los inevitables efectos secundarios de las señales de audio sobreprocesadas tienden a tapar la efectividad de la mayoría de los efectos de volumen; pero utilizadas en pequeñas dosis, tienen su sitio.
Es importante observar que el volumen percibido es una experiencia bastante subjetiva, que está muy lejos de una lectura en decibelios realizada por un dispositivo de audio. El volumen que percibimos en un sonido depende de varios factores, que a menudo son elementos que pensabas no tenían relación alguna entre sí. En parte se debe a que nuestro cerebro tiene un papel destacado en el proceso auditivo, que nos sitúa frente a ese misterioso campo de estudio llamado psicoacústica.
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En ese sentido, el volumen percibido es muy difícil de predecir o medir. Por suerte, es posible aprovecharse de ese fenómeno: existen numerosos trucos y técnicas que te ayudan a obtener el máximo volumen usando el mínimo porcentaje posible de headroom (el techo dinámico para alojar picos de señal).
O considerado de otra forma: si mantienes disponible el máximo headroom, siempre tendrás la posibilidad de subir más tarde los volúmenes. Si controlas cómo funcionan en conjunto diferentes elementos de una mezcla, serás capaz de optimizar el headroom global de aquélla. Y así facilitarás la etapa posterior y final del mástering.
Objetivo headroom: 11 trucos y consejos para mezclar con volumen
Comienza… lo antes posible
1. La prevención es la mejor cura para la pérdida de headroom. Si quieres sacar el máximo volumen aparente a una mezcla, es importante tener en cuenta todos los elementos que contribuyen al volumen pico. Toma decisiones para optimizar el headroom tan pronto como puedas. Y defiende ese headroom de todos los modos que se te ocurran.
Usa material de referencia
2. No tienes que reinventar la rueda para competir con los niveles de tus mezclas favoritas: sólo has de estudiarlas y comparar sus técnicas a las que tú utilizas. Mantén a mano material de referencia de alta calidad. Si no estás seguro de una decisión y sobre cómo afectará al volumen global de un tema, comprueba cómo se ha hecho en los temas de referencia.
Apréndete los números
3. A muchos productores les encanta mantener un cuaderno con estadísticas y números. ¿Qué niveles de pico y RMS funcionaron en tu última mezcla? ¿Qué volumen tenía la caja en relación al bombo? ¿Dónde pica el bombo? Graba las respuestas a esas preguntas si quieres aprender de tus pequeños éxitos y obtener esos niveles con consistencia.
Crea espacio para los transitorios
4. En una mezcla cargada, a veces es difícil distinguir incluso los transitorios con ataque afilado. Uno de los factores que contribuyen a nuestra percepción sobre un transitorio es el nivel del sonido que lo precede. Es posible añadir mordiente y claridad a un transitorio sin subir su nivel de pico al insertar un pequeño silencio o hacer un fundido descendente con el sonido que lo precede. Si es lo suficientemente rápido, el oído no percibirá el silencio o fundido, pero el transitorio destacará más en la mezcla.
La ventaja visual
5. Los osciloscopios y analizadores de espectro son fantásticos para aprender cómo funciona un sonido, y a menudo revelan problemas de headroom que de otro modo son difíciles de identificar. Los editores espectrales como Image-Line ‘Edison’, Adobe Audition CC, Photosounder e iZotope RX llevan este concepto al extremo con su visión «tridimensional» del sonido.
Rellena los breakdowns
6. Los breakdowns o parones son en ocasiones problemáticos. Estas secciones (que a veces suponen que el tema respire) suelen incluir menos sonidos que las secciones de mezcla más llenas. Pero no te confundas: el número de sonidos no determina el volumen de una mezcla global. Un breakdown calmado crea impacto cuando entran el resto de elementos -rellena el espectro de frecuencia para que no suene demasiado vacío.
La grandeza del silencio
7. Es irónico, pero el silencio es una de las herramientas más poderosas que existen para crear la ilusión de una escena acústica con mucho volumen. La clave es el contraste, por lo que no necesita ser silencio puro. Usa silencios y momentos breves y calmados como intervalos entre sonidos con volumen. Así tendrán más tamaño e intensidad.
Busca transitorios
8. Los transitorios aplastados suelen ser el signo más evidente de que un sonido sufre demasiada presión para tener volumen. Haz todo lo posible para protegerlos y engrandecerlos. Pon atención si aplicas efectos: si pierdes la claridad de los transitorios, la mezcla sonará forzada o aplastada.
Amplía el espectro
9. Si un sonido procede de una fuente cercana a nuestros oídos, tendrá graves y agudos más claros que si lo escuchamos desde la distancia. Por tanto, para que un sonido tenga presencia, asegúrate de que sus graves y agudos sean claros. El objetivo ha de ser impartir esa calidad a la mezcla global, aunque no siempre a los sonidos individuales dentro de ella.
¡Experimenta!
10. Prueba distintos plugins y técnicas. Si no estás seguro de qué cadena de efectos funciona mejor en cada situación, prueba tantas como te sea posible. Aprenderás mucho y te será más fácil tomar decisiones que eviten la pérdida de headroom y potencien el volumen y la claridad.
Haz que tu sonido tenga consistencia
11. En ocasiones quieres reemplazar un sonido con una alternativa, por ejemplo cambiar desde un sonido de bajo a otro. En esos casos, el objetivo han de ser sonidos similares en cuanto a sus propiedades. Su contenido de frecuencia ha de estar bien equilibrado, y sus niveles RMS y de pico bastante cercanos.