Te aconsejamos sobre la mejor forma de organizar tus sonidos, a la vez que desempolvamos algunos trucos clásicos de producción musical -obtén el máximo provecho de tu equipo…
Bienvenido a un viaje sonoro hacia la excelencia en la producción musical! En el mundo dinámico y creativo de la música, la organización y la técnica son tan cruciales como la inspiración misma. Y si alguna vez te has sentido abrumado por la cantidad de sonidos en tu librería o has luchado por mantener la claridad en tus proyectos, no estás solo.
Este artículo desglosa 25 consejos esenciales que te ayudarán a optimizar tu flujo de trabajo en el estudio y a maximizar tu creatividad. Desde la ubicación de tus monitores hasta la gestión de tus archivos, cada consejo está diseñado para que tu proceso de producción sea más eficiente y placentero.
Prepárate para descubrir estrategias que transformarán no sólo tu música, sino también la manera en cómo trabajas. ¡Vamos a sumergirnos!
Audiciones móviles
1 Si te aburre eso de perder tiempo rebuscando dentro de una inmensa librería de samples, tuesta los sonidos como pistas de audio o archivos MP3, y escúchalos en tu reproductor favorito mientras caminas o coges el transporte público. Para facilitar la localización posterior, organiza el material en grupos, añadiendo fragmentos de voz que anuncien la categoría actual.
Ubica tus monitores
2 No nos cansaremos de repetirlo: los criterios acústicos y ergonómicos (en ese orden), deben preceder a los estéticos a la hora de ubicar tus monitores. Quizá queden más chulos pegados a la pared o en las esquinas, pero obtendrás un sonido peor y menos preciso (sobre todo en graves).
Protege tus oídos
3 A menos que seas la reencarnación de Beethoven, tu trayectoria musical depende de tus oídos. En ocasiones, necesitarás escuchar sonidos a un nivel elevado –por ejemplo, al dar los últimos repasos a tu mezcla–, así que procura que sea durante periodos cortos: el resto del tiempo trabaja a un volumen menos peligroso.
¡Graba todo!
4 Siempre que te pongas a jugar con sonidos en tiempo real (hacer scratching en plan DJ, tocar un instrumento o teclado MIDI, ensayar con los colegas, toquetear un knob de filtrado, etc), asegúrate de registrarlo en tu secuenciador. Nunca se sabe cuándo surgirá algo especial, y en ese caso, te aliviará la posibilidad de recuperarlo.
Malos tiempos…
5 Si notas que pierdes la perspectiva sobre un trabajo en el que llevas enredando varios días (¡o semanas!), más te vale dejar de ajustar y retocar cosas sin rumbo definido. Déjalo aparcado y concéntrate en algún otro tema. Cada dos o tres meses, vuelve a examinar todos tus “retales” sonoros, y te sorprenderás de cuántas ideas nuevas te surgen para completarlos.
Control de volumen
6 La independencia de un mezclador analógico es una de las ventajas de mezclar en el ordenador. Pero si valoras tus monitores de estudio, necesitarás una forma cómoda y rápida de bajar el volumen cuando enciendes el ordenador, o ante un repentino pitido de “feedback destroza-tweeters”. En el mercado, hay controladores de monitores a precios asequibles.
Control manual
7 Aunque no son imprescindibles, te conviene disponer de algún teclado o superficie de control MIDI. Asegúrate de que aprovechas al máximo sus funciones, personalizándolas en consonancia con tu flujo de trabajo. Por ejemplo, si no tocas mucho los panoramas, ¿por qué no asignas esos knobs a parámetros más interesantes?
¡Siempre a punto!
8 Es de vital importancia mantener el orden de las carpetas y archivos en tu ordenador. Usa directorios separados para tus proyectos de audio, reúne las librerías de muestras en una misma partición, y acostúmbrate a copiar los samples necesarios a la carpeta de cada proyecto, lo que facilitará el traslado a otros estudios y las copias de seguridad. Y lo que es más importante…
… Cada cosa por su nombre
9 Acostúmbrate a usar nombres razonablemente descriptivos cada vez que etiquetes un fragmento de audio o un archivo. Recordarás mejor cómo sonaba ese sample de bombo si lo llamas «Revienta-Estómagos» en lugar de «Bombo57». Si dispones de un buen break, no lo etiquetes «Loop hip-hop 4«: usa tu imaginación y bautízalo como «Bronx-PublicEnemy«.
¿Estás seguro?
10 Plantéatelo como te resulte más cómodo, pero al menos, ten alguna política para las copias de seguridad. Cada proyecto o tema que vayas completando debería ser salvaguardado en un CD o DVD-R: no te fíes de los soportes regrabables. Lo aconsejable es almacenar estas copias en un lugar ajeno al estudio. En otros casos, lo más cómodo es usar un disco duro extraíble.
Dos mejor que uno
11 Después de hacer las copias de seguridad de un proyecto, lo normal es que lo elimines del disco duro para liberar espacio. Por tanto, te aconsejamos que siempre hagas dos copias, en dos CDs o DVDs separados, por si una de las dos falla. Quizá el fabricante te asegure que esos discos duran hasta 100 años (¡nos preguntamos cómo lo saben de antemano!), pero conocemos pocos discos que hayan sobrevivido sin fallos después de cuatro o cinco años.
Ante todo, variedad…
12 Prueba a comenzar cada nuevo proyecto usando un instrumento diferente. Si se te da bien la creación con loops, seguro que se deja sentir en casi todos tus temas, así que para llamar la atención del oyente, la próxima vez organízate en torno a unos acordes de teclado, una línea de bajo, o algo así, y destaca dicho elemento en solitario al inicio del tema.
Ir de etiqueta
13 Asegúrate de que etiquetas todos tus discos de forma clara y detallada. Si un CD o DVD contendrá multitud de archivos, no está de más que conserves un listado en papel de manera que te sea fácil localizar cualquier cosa importante en un futuro. ¿Hay algo más frustrante que buscar un archivo entre un montón de discos de 4.7GB sin etiquetar?
¡Maldita tormenta!
14 Un protector ante las sobretensiones debería estar entre tus prioridades de compra. Te evitará los desastres provocados por variaciones, sobrecargas, cortes o picos súbitos de tensión. Pregúntales a La Oreja De Van Gogh, por ejemplo –perdieron casi un día entero cuando la súper-mesa de grabación del complejo De Manoir (Francia) donde grababan las sesiones de Guapa, se quedó inservible por culpa de una simple tormenta…
Tú mismo…
15 Sabemos que, por lo general, confías en nuestros consejos y trucos de producción, pero esto de hacer música no deja de ser una experiencia altamente subjetiva. Nunca dejes de cazar demos de software y hacer visitas a tu tienda local para probar equipos por ti mismo…
¡Lee a fondo FM!
16 Nos suelen acusar de «repetirnos» más que el gazpacho, pero te aseguramos que al leer a fondo los posts de FutureMusic.es (y no sólo las secciones que más te interesan), mantendrás tu mente fresca e inspirada. La producción musical es una actividad con muchísimas facetas: nunca creas que ya lo sabes todo (nosotros tampoco, lo reconocemos). Más vale una buena idea repetida diez veces que tener que rebuscar en tu memoria cada vez que te pones a abordar un tema.
Algo nuevo bajo el sol
17 Trata de ganar práctica abordando algo nuevo cada semana. Aprende a programar el filtro de tu sinte, a usar un vocoder, o a grabar un piano de cola con micros… Recurre también a los trucos que te sugerimos cada día: ¡disfruta leyéndolos, pero también practicándolos!
Temas con personalidad
18 Aunque la cabeza te bulla con multitud de ideas, implementa sólo un par de ellas en tu próximo proyecto. Asegúrate de que cada nuevo tema dispone de algo «especial». Seguro que tienes plugins con capacidades inexploradas, o funciones del secuenciador que ni sabes que están ahí. Cada nueva herramienta es un nuevo desafío, así que ¡plántale cara!
Más funky, por favor
19 No les hagas ascos a las funciones de swing, plantillas groove y herramientas de cuantización creativa de tu secuenciador. Dado que son las llaves que abren la puerta a un auténtico flujo funky para los temas, resulta extraño que figuren entre las funciones más olvidadas y menos exploradas del software musical de hoy.
La vuelta al «cole»
20 ¿Quieres un consejo clásico y efectivo? Búscate un buen libro sobre teoría musical (y léelo). Vale, si lo tuyo es el minimal techno, quizá no necesites tantos conocimientos de armonía como si creases bandas sonoras, pero incluso la música en apariencia más simple suele estar creada por gente con alguna base. De hecho, ¡el minimalismo es casi más musical que muchos otros géneros!
Hablando de estilos…
21 Embárcate por una temporada en la creación de música de géneros diferentes al que cultivas habitualmente. ¿Llevas cinco años dándole al techno? Pues ahora prueba con hip-hop. ¿Eres fan del trance melódico? Pásate al breakbeat durante unas semanitas. Adquirirás nuevas habilidades y evaluarás qué tal funcionan tus trucos preferidos en esos nuevos géneros.
Escribe letras
22 A veces ¡la mejor herramienta es un bloc de notas! Si produces hip-hop, te surgirán ideas que luego transformarás en ruidos, cortes y ediciones del ritmo. Con los temas pop, la letra ayuda mucho a delimitar la estructura. En cualquier caso, la creación de letras puede resultar muy divertida y es una actividad más musical de lo que muchos creen… ¡auténtico combustible para tu inspiración!
Tómate un respiro
23 Todos necesitamos descansar de vez en cuando para retomar nuestra perspectiva y renovar el entusiasmo. En estos tiempos de portátiles e iPhone, uno llega a sentir auténtica presión, y la música te rodea constantemente. Quizá necesites un respiro, un período de entre tres semanas y un año para dejar la música a un lado y relajarte.
¿Te diviertes?
24 Otra señal de alerta que indica la necesidad de reflexionar, es cuando notas que ya no te divierte lo que haces. ¿Tus herramientas actuales te están limitando? Quizá sea hora de invertir en nuevos equipos. ¿O es tu modo de usarlas lo que falla? A menos que seas un profesional, no tiene sentido que hagas música si no disfrutas con ella. Incluso si vas en plan «mercenario», el aburrimiento terminará influyendo en tu productividad.
Aprende algunos acordes
25 ¿Estás harto de los mismos acordes de siempre? ¡Aprende algunos nuevos! La mejor forma es hacerte con un libro para principiantes, y explorar cuatro o cinco nuevos cada semana. No restringas tu creatividad intentando limitar su uso con tonalidades determinadas: suéltalos sin más en puntos críticos de tus temas y deja que tus oídos y tus sentidos juzguen si funcionan o no. ¡Te aseguramos que tu música mejorará!