Una cuestión típica entre productores: La frecuencia o tasa de muestreo no es trivial…
Quizá produces música electrónica sólo con software, de modo que todos tus sonidos proceden de instrumentos virtuales, bucles y samples. O aunque tengas maquinaria externa variada, puede ser que tengas un buen interface de audio, capaz de operar hasta 96kHz; entonces harás bien en preguntarte… «¿debería trabajar con la tasa de muestreo más alta, o basta con la típica de 44.1kHz?».
Los mejores secuenciadores o DAW y editores de audio actuales incluyen excelentes rutinas de conversión entre distintas frecuencias de muestreo; éstas permiten grabar a 96kHz y conservar esa mejora en precisión y detalle, incluso después de convertir el audio a 44.1kHz para su distribución final en CD (¡quien aún lo haga!) o como descarga y/o streaming online. Es decir, serás capaz de trabajar a 88.2 ó 96kHz (o más) con la garantía de que no perderás esa mejora en calidad de sonido cuando conviertas el audio finalizado a 44.1kHz.
Esta es nuestra recomendación en torno a la tasa de muestreo
Utiliza la tasa de muestreo más alta a lo largo de toda tu producción, y realiza la conversión a 44.1kHz como un paso previo al pre-mástering final. Y la razón es que una frecuencia o tasa de muestreo más alta beneficiará sobremanera la calidad de sonido de los instrumentos y efectos plugin. Casi todos los efectos virtuales evidencian mejoras gracias a este «sobremuestreo», los osciladores de los softsintes tendrán menos anomalías apreciables de aliasing, y los filtros sonarán mucho mejor. Incluso notarás la diferencia con un simple compresor.
Ahora bien, trabajando a una mayor tasa de muestreo, experimentarás cierta merma en el uso de plugins, la reproducción de un gran número de notas de forma simultánea, la ejecución de un alto número de pistas o samples desde tu disco duro, e incluso en la aplicación de ciertos efectos o en tu dependencia de muchos instrumentos virtuales en tiempo real.
Dicho lo anterior, te recomendamos que trabajes a una tasa de muestreo de 96kHz porque es compatible con los últimos formatos de audio de alta resolución, aunque 88.2kHz también es una buena elección. La opción de 48kHz resulta más conveniente como formato para los archivos finales, aunque tampoco mejora mucho la calidad de un proyecto bien tratado a 44.1kHz. No obstante, por mucho que aumentes la calidad de audio, nunca lograrás convertir un tema musical malo en bueno, ¡y es que al final lo importante sólo es la música!