Suyas fueron grandes ideas como la distribuidora Ventamatic y la marca visionaria SoundArt: Josep-Oriol Tomas Huynh-Quan-Chiêu introdujo a miles de personas en la producción musical…
A pesar de la calurosa mañana de Viernes que hoy sufríamos, la sobrecogedora noticia nos dejaba helados, totalmente aturdidos y apenados: Amigos comunes muy cercanos nos transmitían, descolocados y rotos, el fallecimiento la pasada noche de Josep-Oriol Tomas Huynh-Quan-Chiêu en Barcelona, a la edad de 62 años y tras una lucha dura frente a una larga enfermedad.
Figura clave de la tecnología musical en España, casi en solitario desde el comienzo de los años 80 del pasado siglo, Josep-Oriol emprendió y apostó todo lo que tenía por difundir las herramientas de tecnología y producción musical en nuestro país.
Y todos los que compartimos con él ese camino en una aventura mutua, fuimos testigos de su tremenda pasión y tesón por intercambiar algo que, por entonces, era transmitido sólo mediante libros, revistas, y sobre todo, la propia experiencia contada en primera persona.
Porque sí, Josep era una fuente inagotable de ideas y conocimiento, de hechos y anécdotas, de proyectos visionarios o del aprendizaje inteligente que sólo obtienes cuando has errado, caes, y te levantas.
De los primeros esbozos MIDI, a evangelizar y canalizar marcas punteras
Ya en 1986, sólo tres años después de la propuesta original del sistema MIDI, Josep-Oriol mostraba los entonces misterios y magia del MIDI, así como el incipiente procesamiento digital de audio, a todos quienes se acercaban a él y su equipo.
Lo encontrabas con facilidad y regularidad en ferias y salones audiovisuales, como Sonimag BCN; y fue así como un servidor tuvo con sólo 16 años, su primera sensación de gran hallazgo frente a la tecnología musical ‘Pro’ de la época: Oriol andaba demostrando una instalación de 16 teclados Yamaha DX7, comandada desde un Commodore 64 y un primigenio secuenciador Doctor T KCS. Fue en SIMO de IFEMA Madrid, ¡y hablamos de un lejano 1986!
Sería hacia mediados de los años 80 cuando nuestro amigo decidió enfocar la distribuidora Ventamatic hacia la tecnología musical pura y dura, usando un curioso nombre que su padre, Tomas Bartrina, había utilizado años antes para la instalación de máquinas de vending. Y gracias a esa plataforma, marcas como Digidesign Pro Tools, Waldorf, E-magic, Turtle Beach Systems, Clavia, KeyFax, y tantas otras –mucho menos conocidas entonces que hoy– alcanzaron nuestras fronteras, junto a servicios de soporte, asesoramiento y servicio técnico.
Uno de los mayores logros de Josep por entonces, fue reunir a un fabuloso equipo de comerciales que poseía un profundo conocimiento de las herramientas que vendía. Y de ese modo, cada compra siempre era una oportunidad abierta para el aprendizaje y el intercambio de experiencias.
El nombre y las acciones de Ventamatic, no obstante, estuvieron ligados a la historia de la microinformática en España, desde su fundación en 1977. Y entre sus grandes éxitos destacan la creación de aplicaciones y juegos, la organización de clubes de usuarios, y la edición de las primeras revistas de Informática, como bien recuerda con muchos detalles Manuel Llaca en su blog de Parcela Digital.
De venderlos a construirlos: Josep-Oriol Tomás y la creación de sintes
El gran éxito de Ventamatic durante años, puso a Josep-Oriol en buenas condiciones para que, mucho tiempo después (allá por 2002), colaborase con estudiantes de Ingeniería en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en su gran proyecto SoundArt. La ambición focal de aquel equipo era crear el primer sistema español de procesamiento digital de audio basado en código intercambiable, usando placas de desarrollo con los chips DSP Motorola 56000 (m56k).
¡Y vaya que sí lo consiguieron! La consecuencia fue llamada Chameleon, y podía ser un sintetizador Virtual-Analógico al estilo de Access Virus-a, una línea de bajo inspirada en TB-303, un vocoder, o un procesador de efectos, con la simple acción de cambiar su piel vía injertos de código –de ahí su propio nombre.
A pesar de que hoy esas unidades clásicas son muy valoradas, en su momento Chameleon no tuvo un gran éxito de mercado; el propio Josep llegó a reconocernos en una Musikmesse de Frankfurt que el concepto era bueno, pero que seguramente el error había sido idearlo años antes de la revolución masiva de Internet. El paso de los años, sin embargo, ha generado todo un hype y muchos desarrollos adicionales en torno a esa unidad.
Con mil vivencias, anécdotas y logros en el recuerdo, hoy entonamos un hondo «hasta siempre» para Josep-Oriol Tomas Huynh-Quan-Chiêu; pero nos reconforta la admiración que inspira todo lo que él hizo en pro de nuestra escena e industria…
Business-man agresivo, pero diferente en persona con las distancias cortas
Durante los años de dominación de Ventamatic, muchos tuvieron encuentros tensos con Josep-Oriol Tomas. Y es que, como persona vital del negocio, Josep era así: Podía ser pragmático y frío en muchas decisiones del momento. Pero como ser cercano en distancias cortas, se transformaba y era radicalmente diferente.
Sin las presiones del día a día, Oriol era una persona profunda que sabía compartir y ayudar, pero sobre todo, comunicarte su pasión y hacerte creer en los proyectos. Nunca podremos agradecer con suficiencia su gran apoyo a los proyectos de Future Music y Computer Music en papel, como empresa patrocinadora y anunciante histórico de nuestras revistas.
Con mil vivencias, anécdotas y logros en el recuerdo, hoy entonamos un hondo «hasta siempre» para Josep-Oriol Tomas Huynh-Quan-Chiêu; pero nos reconforta la admiración que inspira todo lo que él hizo en pro de nuestra escena e industria.
La historia de la música –nuestra propia cronología en España– honra la carrera de Oriol, y muchos sabemos que todo fue más fácil con las andanzas y decisiones del «Chino», un apelativo que si bien muchos usaron de forma peyorativa, hoy ya es un alias cariñoso: Gracias por todo, Josep, gran emprendedor, empresario ágil, y trabajador incansable de la música. Descansa en Paz.