Han pasado diez años, y ahora tenemos un nuevo Animoog Z -¡la cosa se pone muy caliente!
Ha llovido bastante desde que, allá por 2011, Moog sorprendiese a propios y extraños con su célebre sintetizador Animoog. Éste fue objeto de múltiples promociones, alabanzas y, sobre todo, grandiosos patches y efectos a lo largo de los años, y es como si hoy Animoog Z tomase ese testigo para protagonizar otros diez años de sorpresas –como poco.
Aquel sintetizador virtual, indigno a priori para una compañía de legado tan analógico como Moog Music, acabó por escribir un capítulo en la historia del diseño sonoro. Un instrumento en forma de app con un panel futurista, que sacaba jugo a la ilustre herencia de la marca, y que es capaz de generar tonos tradicionales, u otros casi de naturaleza desconocida al oído.
Ha pasado mucho tiempo, mucho, viejo amigo: Llega el baby Animoog Z
A pesar de esa carrera de éxitos, el tiempo no ha transcurrido sin novedades (mucho menos en la plataforma iOS); en consecuencia, hemos visto cómo la escena de la creación musical móvil ha avanzado en esta pasada década, y ciertamente, las posibilidades que hoy permite la tecnología disponible en este ámbito, quizá daban para mucho más… Ideas frescas como poco.
Es entonces un momento apropiado para ver cómo llega Animoog Z, al que ahora podemos ver como una transformación a fondo del sintetizador Animoog original (lo probábamos aquí); y nos encanta ver que ese bello generador de síntesis anisotrópica (ASE) de Moog sigue estando en el interior. Pero no te creas que la cosa queda ahí, ya que al parecer la app ha recibido un rediseño a fondo, y ahora incluso brinda un conjunto ampliado de funcionalidades en comparación con lo ya conocido.
De momento, tenemos en Animoog Z hasta 16 voces de polifonía, además de opciones para tablas de ondas y síntesis vectorial en su generador sonoro. La propuesta básica parece ser que, a través del sistema tridimensional de ejes X, Y y Z , tengamos cierta facilidad y flexibilidad para desarrollar sonidos dinámicos y evolutivos basados en capas. Y eso suena bien, ¿cierto?
Una rica memoria sonora todoterreno, y por supuesto, MIDI expresivo
Disponemos de un teclado configurable que controla el tono y la presión por cada voz –además de enviar mensajes MIDI salientes; y como parece ser una obligación de este tiempo, Animoog Z ofrece soporte al sistema de MIDI Expresivo (o MPE). Como destino de toda esa amalgama de opciones, nada mejor que echar mano de la librería de fábrica, que incluye todo tipo de sonidos, desde ondas analógicas clásicas de Moog que no podrían faltar, a registros digitales y espectrales, y todo procesado a través de equipamiento analógico de alta gama, que entendemos será modelado o muestreado.
Además de importar samples de usuario en forma de WAV (para hacer esos experimentos que tanto nos gustan), Animoog Z aporta un editor de timbres personalizados para el usuario. Si bien todo eso dará para mucho más por explicar en Future Music, tenemos que seguir detallando las tres envolventes DAHDSR con seis etapas, junto a tres LFO independientes, y por descontado, una matriz de modulación. Y no olvidemos la modulación polifónica –que controla múltiples parámetros por voz deslizando los dedos sobre el teclado–, y la funcionalidad de cambio de tono polifónico, que nos deja alterar la tonalidad de cada nota en el contexto de un acorde. Vaya, vaya, todo esto resulta muy atractivo, creemos que pensarás lo mismo. Pero espera, ya verás…
Aplicación universal, incluso para Mac, AUV3… ¡Y gratis para empezar!
No hemos hablado de filtros, pero casi que darás por supuesto que Animoog Z incorpora un filtro de escalera Moog clásico (ladder) de cuatro polos (24dB)… Y no te equivocas. Una floritura de efectos, un sistema flexible de arpegiador, un looper que captura tus improvisaciones y hace overdubbing de capas en bucle… Y todo para darnos un tremendo sintetizador de ensueño para estudio y directo.
Funciona como una aplicación universal, de modo que puedes ejecutarla como quieras sobre iPad, iPhone e incluso Mac; y Animoog Z es también operativo como plugin AUv3 para abrirlo en otras aplicaciones anfitrionas de dichos dispositivos. Se nos ocurre que, una vez lo tengas dentro de Mac (ya que es posible), casi no tendrás límites para abrirlo desde donde necesites y hacerlo sonar en cualquier otro software, usando los contenedores apropiados.
Otra gran sorpresa que llega junto al sinte es que, de entrada, hay una versión gratuita de Animoog Z; ésta aporta incluso una colección de ajustes preestablecidos a manos de firmas de renombre. Y ya te imaginas que a través de micropagos, es posible ampliar su dotación de funcionalidades. Eso incluye contenidos sonoros extra y la colección completa de opciones, que tan sólo eleva el precio a 9.99$ –un auténtico chollo todavía. Moog Music ofrece además bancos extra de sonidos preset, aunque algo que sugerimos aquí es el uso de la aleatorización de parámetros para obtener algunos accidentes felices producto del azar, casi siempre capaces de sorprender a cualquiera, y más en este caso, pues conlleva según la compañía cierta ventura inteligente.
Prometemos volver a mayores desde aquí con Animoog Z: Viendo cómo nuestra querida Suzanne Ciani le saca esas maniobras sonoras en conjunción con su tradicional modular Buchla, ahora se nos ocurren un montón de ideas por explorar. Te aconsejamos que hagas lo mismo…