Más allá del sonido de una caja de ritmos vintage, otros detalles influyen en su factor clásico…
Nadie alberga dudas acerca de la vital importancia de los sonidos en cualquier caja de ritmos, pero hay otros aspectos que influyen sobre la popularidad de los equipos hardware clásicos. Los secuenciadores por pasos incorporados a las cajas de ritmos de los años 80, fueron también determinantes para moldear los ritmos creados por músicos y productores.
Una vez más por aquellos tiempos, Roland dominó el mercado: en concreto, el secuenciador de 16 pasos incluido en la gama de caja de ritmos TR-X0X es el responsable directo del sonido de la moderna música electrónica. En los días en que los secuenciadores hardware eran unas bestias torpes y poco amistosas –y el control de hardware externo con ordenadores daba sus primeros pasos–, los secuenciadores internos eran el modo más eficaz de controlar la creación y reproducción de patrones de batería.
Sólo tenías que programar los sonidos de la caja de ritmos de forma independiente y guardar los bucles (en cassette o incluso grabados), para luego disponer de grandes bancos de patrones que pudieras usar en sesiones de grabación o en tus actuaciones en directo. Los usuarios pronto crearon hábiles trucos, como programar patrones de dos compases al doble de velocidad para crear tempos inusuales, o usar diferentes compases para obtener ritmos con swing.
Hay un elemento añadido de satisfacción al trabajar dentro de los límites que impone un secuenciador clásico de 16 pasos…
De TR-909 hasta hoy: la caja de ritmos se complica dentro de su sencillez
La llegada de la unidad legendaria Roland TR-909 en 1984, acercó los controles ‘shuffle’ y ‘flam’ al modelo básico de 16 pasos, haciendo así que añadir variedad a los patrones fuese algo cada vez más fácil. Hoy lo damos por hecho, pero entonces supuso una novedad revolucionaria.
Exponentes notables de la caja de ritmos moderna -como la tan laureada Elektron Machinedrum-, y las máquinas evolucionadas desde el concepto groovebox inaugurado por las Roland MC-303, 505 y 909 -como la gama Korg Electribe y la serie Akai MPC moderna- han conseguido que los secuenciadores de 16 pasos renaciesen en pleno siglo XXI.
Es cierto que el sistema MIDI permite un control muy ampliado sobre los ritmos y patrones que creas, pero hay un elemento añadido de satisfacción al trabajar dentro de los límites que impone un secuenciador clásico de 16 pasos.