Nada de herramientas avanzadas: céntrate en el uso correcto de recursos habituales…
No es difícil conseguir que las cosas suenen «grandes»; y tampoco es difícil hacer que tus cosas suenen con anchura. Pero resulta complicado lograr ambas tareas con el fin de comunicar un sentido de profundidad.
En el mercado hay una multitud de herramientas de mezcla para conseguir estas sensaciones; pero más bien nos referimos a tres recursos básicos que, cuando los usas de una forma inteligente, te pondrán en la vía para edificar mezclas tan sólidas sobre las que hasta podrías subirte y caminar.
Reverb para comunicar profundidad
Ya sabrás -y si no te lo recordamos- que reverb es la popular abreviatura de reverberación, y se refiere a los variados efectos que genera la resonancia del sonido en un espacio, ya sea éste real o imaginario.
En los días previos a la grabación multipista, los ingenieros emplazaban a los instrumentistas en una determinada posición respecto a los precarios sistemas de grabación empleados por entonces. Para reducir el sonido de un instrumento particularmente notable -un kit de batería, por ejemplo- el baterista era situado detrás del grabador. Y eso implicaba que se registraba una menor cantidad de ondas sonoras directas y una cantidad superior de las reflexiones del instrumento sobre las superficies de la sala.
Esto que hoy parece tan primitivo, ha influido sobre nuestras expectativas de cómo un instrumento ha de sonar en términos de «profundidad». Las reglas no son las mismas, por supuesto, pero en términos generales, el sonido de habitación («room«) es la forma clásica de lograr que las cosas suenen más o menos distantes. Todavía es posible trabajar de esta forma añeja mediante micros ubicados en una sala o usando dispositivos artificiales de reverb.
Reverb: cuestión de clase y tamaño
En tiempos recientes, el uso de la reverb se ha convertido en algo así como una «tarea sucia», dada la tendencia del pop desde 2010 por generar grabaciones que suenan limpias y directas en extremo. Esta situación generalizada contrasta notablemente con los sonidos tan «mojados» (wet, procesados) de los años 80 y 90, que parecen volver a ser reclamados por algunos géneros musicales.
Las reverbs son descritas por tu «tamaño», que se refiere a las dimensiones de la habitación: cuanto más grande sea ésta, mayor será la duración de la resonancia del sonido en dicho espacio. Los ajustes de bajas y altas frecuencias también son comunes en la reverb, pues permiten que la reverberación sea más brillante u oscura. Las reverbs oscuras tienden a fusionarse mejor y a sonar más profundas, y potencialmente más realistas; por su parte, las reverbs brillantes se mantienen con más facilidad y son más dramáticas. La mayor parte de reverbs artificiales disponen de un ajuste ‘Mix’ que determina la cantidad de señal original que se mezcla a la salida junto a la señal procesada.
Siempre recomendamos que el procesamiento de reverberación se realice desde buses auxiliares o envíos de efectos en lugar de usar puntos de inserción (inserts). Así las cosas, emplea un ajuste ‘Mix’ del 100% y nivela los controles de envío (‘send’) a tu gusto.
Recuerda que más reverberación hará que las cosas suenen distantes, mientras que poca o ninguna les hará parecer más cercanas
Reverberación: También en la variedad está el gusto
Una estrategia importante cuando deseas crear profundidad es no limitarte a procesar todo con la misma reverb. Eso no te dará profundidad sino que tan sólo difuminará tu sonido. La profundidad se crea mediante el contraste entre espacios: pequeño, grande y «seco». Nosotros solemos emplear dos o tres reverbs diferentes en una misma mezcla: una oscura de habitación mediana, una «room» pequeña y brillante, y una inmensa sala o catedral.
Las «room» son muy útiles para añadir cuerpo a los sonidos que fueron grabados con poco ambiente, además de servir como «pegamento». Usaríamos también una reverb «room» mediana para elementos como baterías, y una de habitación pequeña para guitarras y voces. La gran sala es útil para distanciar de forma dramática a unos sonidos respecto a otros y para conseguir que sean especiales. Esto funciona realmente bien cuando automatizas el nivel de envío a la reverb o el retorno para añadir contraste.
Recuerda que más reverberación hará que las cosas suenen distantes, mientras que poca o ninguna les hará parecer más cercanas. El empleo de diferentes espacios te ayuda a ubicar los sonidos y provee diferentes niveles de profundidad mientras mantienes una diversidad de elementos.
Los usos hábiles del delay
El efecto delay consiste básicamente en un proceso de eco. Difiere de la reverb en que el sonido se repite en lugar de resonar en un espacio. Hay numerosas opciones para los delays: los de tipo analógico, por ejemplo, suenan menos «hi-fi» que los de naturaleza digital. La modulación añade variaciones al sonido; la realimentación puede modificar sustancialmente la forma y temporización de los ecos tras la primera repetición.
Al igual que la reverb, los delays pueden ser ajustados en las frecuencias altas o graves para alcanzar diferentes características tonales. Un beneficio del uso de los delays es que «no ocupan» tanto espacio como las reverbs. También proveen una separación estéreo más acentuada cuando los panoramizas un poco.
Nos gusta emplear delay sobre las voces masculinas para suavizar un poco las tonalidades. También pensamos que suenan muy bien sobre instrumentos que poseen mucho sostenimiento, como algunos patches de sinte o partes de guitarra con legato. Los delays ayudan a que los elementos parezcan más integrados en una mezcla, al lograr que sus tonos interactúen en más niveles de profundidad, y también fijan la atención de los oyentes.
Ecualización para buscar la profundidad
Con toda probabilidad, una de las formas más pasadas por alto para crear profundidad en las mezclas es una ecualización efectiva. Los sonidos más oscuros suenan más distantes, mientras que los sonidos más brillantes tienden a sonar con más presencia.
Un incremento o decremento en el rango de 5 a 10kHz conseguirá con facilidad que los sonidos se acerquen o alejen en la mezcla sin los difuminados y complejidades sonoras de las reverbs y delays. Usa la ecualización como tu primer recurso para gestionar la profundidad y conserva los efectos cuando quieras que ciertas cosas suenen de un modo «especial».
Conseguir que estas tres herramientas trabajen de la mejor forma posible requiere un dilatado proceso de aprendizaje y práctica; y cada cual tiene sus propias preferencias y trucos, además. Resérvate algo de tiempo para experimentar y muy pronto desarrollarás tus propias ideas y técnicas. Esperamos entonces que te acuerden de compartirlas aquí con nosotros…
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