Conviértete en un compositor más productivo y prolífico con estos diez sencillos consejos de composición musical que te ayudarán a terminar tu próximo proyecto musical…
Existe un dicho entre los escritores profesionales, un cliché pero es cierto: Un escritor, escribe. Esto podría aplicarse a muchas disciplinas, y la producción musical no es una excepción. La mayor diferencia entre un músico por hobby y uno profesional es que el músico profesional hace música bajo demanda.
Es muy fácil trabajar cuando estas inspirado por una idea increíble. Lo que no resulta tan fácil es trabajar constantemente en la composición musical cuando se está inspirado o no. Para este fin, la solución más práctica pasa por mantener unas condiciones donde la inspiración y las ideas florezcan. La mejor forma de llevar esto a la práctica: escribir, grabar y producir música todo el tiempo y esforzarte en ello para llegar a ser bueno.
Muchos de nosotros tenemos obstáculos en ese camino. Éstos pueden ser un trabajo a tiempo completo fuera de la producción musical, obligaciones familiares o bien otros aspectos a lo largo de todo el día.
Por eso, te traemos estos diez consejos para que puedas encontrar un equilibrio, terminar tus proyectos de composición musical y seguir escribiendo…
1. Escucha. En serio, escucha
El mundo está lleno de melodías y sonidos que esperan a ser convertidos en buena música. ¿Alguna vez has escuchado un tono mecánico en un cierto lugar y te has dicho «¡eh!, eso es un Re»? ¿O incluso has empezado a construir un ritmo con el clic de los intermitentes de tu coche mientras estabas parado en un semáforo? Escuchar esos sonidos en nuestro entorno puede ser una fuente de inspiración sonora para nuevas ideas, tonos y ritmos.
Con los modernos dispositivos de grabación y aplicaciones -y la facilidad para trabajar entre ellos-, es muy fácil importar ruidos que encuentres a tu trabajo de composición musical. Si utilizas micrófonos, mantén el botón de grabación apretado siempre. No te será complicado, y quizá captures un alocado e improvisado riff, un ruidoso crujido de algún mueble, o incluso un chiste verde contado por el batería y decidas inmortalizar el momento.
Mientras, escucha los sonidos de nuevos artistas. Recupera tus viejos discos favoritos. La música llama a la música. No te limites a un único género. Ve al teatro, mira una película, acude a un recital de bailes. Los artistas de otros medios podrían ser alguna de tus mayores influencias.
2. Mueve el músculo de la memoria
Sea cual sea el instrumento de tu elección, probablemente te encuentres repitiendo patrones y tocando los mismos acordes una y otra vez. Romper esas rutinas periódicamente te mantendrá fresco y alejado de caer en la repetición otra vez.
Una sencilla y poderosa frase musical puede ser tan sólo un uno por ciento diferente de otra aburrida y muy trillada. Una manera de romper con tu monotonía es cambiar de instrumento. Si esto no es una opción para tu labor de composición musical, coge tu libro de teoría musical para tocar nuevos acordes y escalas. Y no te preocupes por echar un ojo a otros lugares, culturas y tradiciones para inspirarte. Incorporar tonos y ritmos de estilos de la India, África o Latino América podría dar una nueva perspectiva a tus composiciones.
3. Haz de tu smartphone algo útil
Las ideas musicales pueden venir en cualquier momento, así que mas vale que estés listo para grabarlas antes de que se evaporen. Cuanto más cojas este hábito creativo, más a menudo te visitarás las ideas. Melodías y ritmos pueden ser difíciles de anotar y fáciles de olvidar cuando el mundo que te rodea te distrae constantemente. Un smartphone, con cámara de vídeo y grabadora de audio, es un regalo para todos los compositores. Diez segundos cantando o haciendo beatbox en tu teléfono podrían ser el inicio de tu mejor trabajo, así que no dejes que tus ideas vuelen.
4. Mantén ordenado tu espacio de trabajo
Tu espacio musical puede que esté lleno de instrumentos y amplificadores o, simplemente, sólo consista en una silla y un tablet. De cualquier modo, tiene que ser confortable, eficiente y debe encontrarse en un lugar libre de cualquier distracción constante.
Los músicos que trabajan con muchos micrófonos tienden a terminar las sesiones con una maraña de cables, y un caos de pies de micro, amplificadores, y demás elementos. Un estudio es como una cocina: después de una buena comida, alguien tiene que lavar los platos para poder cocinar de nuevo.
5. Haz feliz a tu pareja
Los artistas de estudio con relaciones duraderas de pareja están familiarizados con cuestiones como «¿cuánto durará la sesión de grabación?» o «¿cuándo volverás a casa tras ese concierto?». Los procesos creativos son impredecibles -y la composición musical es un acto eminentemente creativo. Pero tú no quieres que tu pareja se sienta como que está en una competición, así que es mejor hacerla feliz.
Salid de noche, haced algún viaje durante unos días y prioriza el tiempo para vuestra intimidad. Con esto te asegurarás que, de vez en cuando, puedas desaparecer en alguna de esas largas sesiones de estudio sin temor a malas caras. ¡Puede que incluso eso te inspire una romántica canción de amor!
6. Conoce lo que hace a una idea convertirse en canción
Ese clip de vídeo en tu smartphone todavía no es una canción -puede ser tan sólo un estribillo con una frase vocal. Necesitará un estribillo, un puente, quizá algún tipo de ritmo funky. Si tiene letra, necesitas saber de que hablará la canción antes de terminar de escribirla.
Una buena obra musical tiene que evocar algo: una emoción, un momento, un lugar, una persona. Escucha tus ideas en un lugar tranquilo y medita sobre qué te dice esa música. Si al final resulta no ser nada, será mejor que pases a otra idea. La música trata de sentimientos, así que si no encuentras la conexión entre ese riff frío con algo más emocional, no le des más vueltas y manda esa idea directamente a la papelera.
Un buena obra musical tiene que evocar algo: una emoción, un momento, un lugar, una persona. Escucha tus ideas en un lugar tranquilo y medita que es lo que te dice esa música. Si al final resulta no ser nada, será mejor que pases a otra idea…
7. Respeta las «voces clave» de tu canción
En una película hay actores principales, de reparto y extras. Todos tienes su rol, pero los actores principales tienen más tiempo en pantalla, planos más cercanos, y más detallados. En tus grabaciones, los elementos de fondo en la mezcla como timbales, palmadas o guitarras acústicas de acompañamiento son sólo extras.
Los instrumentos o pistas vocales más importantes en tu mezcla son tus «voces clave», tus actores principales, y deben ser tratados de esa manera en tu proceso de composición musical. Tu voz principal será casi siempre la más importante del conjunto. Quizá tengas a un batería excepcional, un brillante guitarrista principal, o una pista de piano que es esencial para el sentimiento que transmite tu canción. Esas son tus «voces clave» -dales el mayor detalle y cuidado en la mezcla.
Un forma de hacer esto es experimentar con la colocación de los micrófonos. Un ampli de guitarra puede que tenga un micro frontal, uno detrás e incluso por encima como ambiente. Un cantante podría incluso cantar con dos micrófonos diferentes, con otro más alejado que capture el ambiente de la sala u otros matices de la actuación.
Incluso los mejores micrófonos son pobres excusas ante el oído, así que intenta diferentes configuraciones y localizaciones para aumentar las oportunidades de capturar lo mejor de esa toma. ¡Tan sólo ten cuidado con los problemas de fase que podrían generarse cuando mezcles!
Lo ideal es que cualquier grabación hecha con cuidado y mimo sonará genial sola o acompañada de otras pistas. Si consigues tener dos o tres de esas «voces clave» en tu canción y las respetas, la mezcla casi se hará sola.
8. Practica la composición musical sustractiva
La bendición y a su vez maldición de los entornos digitales es la posibilidad de amontonar capas y capas de pistas, casi de una manera infinita, limitada sólo por la potencia de nuestro procesador. Seguramente, te habrás encontrado con cantidades de pistas en una mezcla donde has terminado por mutear la mayoría de ellas, sólo para darte cuenta al final que la canción sonaba mejor sin tantos extras.
Es muy fácil y divertido continuar componiendo sobre capas y capas de sonido mientras creas más densidad sonora. Y es muy fácil pasarse de la raya. En algunas canciones, unos teclados y voces será lo único que necesites, especialmente si estás muy ocupado con otros trabajos.
9. Date un paseo
La música suele ser divertida, pero la frustración no ayuda a crear música. Todos hemos experimentado alguna vez problemas de hardware y software, dificultades que estropean una buena actuación y obstáculos para conseguir ese maravilloso sonido que tenemos en mente.
Cuando empieces a gritar e insultar a tu equipo, es el momento de darte un respiro. Abre la puerta y da un paseo… ¡antes de que tu portátil salga por la ventana!
10. Vuelve atrás. Ahora evalúate
Por fin, has terminado. Tu canción tiene potencia y tu mezcla suena increíble por auriculares. Ahora, pon a dormir tu composición musical. Aléjate de este trabajo hasta que tu nuevo tema deje de sonar en tus oídos. Después, coge esa canción y pruébala allá donde puedas -quizá haya un margen de mejora.
¿Cómo suena tu trabajo comparado con temas que te gustan? ¿Hace falta mejorar el mastering para llevar el tema al siguiente nivel? ¿Cómo suena en el coche? ¿Y en un equipo portátil? ¿A través de los pequeños altavoces de un teléfono? Asegúrate que funciona allí donde la gente la escuchará.
Como en todo reto, la confianza es un factor. Una vez que te hayas probado que puedes hacer algo grande, te será muy fácil hacerlo la próxima vez… y la próxima. Ya has iniciado ese viaje como cantante, músico o productor que alcanza el dominio. Ahora el estudio es tu instrumento.
Creando hábitos y «rituales» acelerarás los procesos y entrenarás tu mente para llegar rápidamente a la zona mágica de la creatividad. La repetición deliberada crea nuevos hábitos… ¡Convirtamos en un hábito la creación de música increíble!