Siempre intentas ajustar los niveles correctos, pero algunas de tus pistas grabadas no alcanzan los 0dB –¿deberías normalizarlas antes de mezclar o procesar los resultados?
Mucha gente cree de forma errónea que la normalización mejora la calidad de sonido y la relación señal/ruido, pero no es así. Normalizar no añade ningún valor cuando se aplica antes de mezclar o procesar excepto, quizá, que permite ajustar niveles con más comodidad o evitar grandes realces de ganancia al operar con señales de niveles muy bajos.
La normalización añade otra fase de procesamiento que degrada un poco más la calidad del audio. Cuando se trabaja con una resolución de 24bit, dicho procesamiento adicional apenas resulta apreciable, pero sí puede serlo a 16bit. Por norma general, siempre conviene evitar fases de procesamiento innecesarias por muy pocas consecuencias adversas que tengan.
Vigila tu margen dinámico y tu fondo de escala
Existe una razón aplastante para no normalizar, o al menos no hacerlo a la ligera. Si una grabación está normalizada, seguro que alcanzará 0dBFS (dB fondo de escala) en algún momento, y si tuvieras que realzar su nivel más adelante por cualquier motivo, ya estaría saturando –por ejemplo, al aplicar una cierta ecualización o un proceso posterior de mástering.
Además, cuando mezclas dos señales normalizadas puedes saturar el resultado de dicho proceso. Muchos secuenciadores y editores de audio actuales ofrecen herramientas para gestionar esta saturación sin dañar el audio, pero no están disponibles en todos los efectos hardware o virtuales en forma de plugins. Así las cosas, parece que una opción más recomendable podría ser normalizar al final del todo, y sólo cuando de verdad tenga sentido.
Si crees que debes normalizar antes de procesar o mezclar, asegúrate de hacerlo a un nivel inferior a 0dB, por ejemplo a -3dBFS o -6dBFS, para que sigas disponiendo de una cierta amplitud o headroom.