Si todos sabemos (o intuimos) que la música nos despierta los sentidos, este libro nos ayudará a entender cómo lo hace. El músico y neurocientífico Daniel J. Levitin compone en estas páginas una amena sinfonía de la mano de Mozart, Ella Fitzgerald o The Beatles para mostrarnos por qué escuchar música es un gran placer…
La cita de Daniel J. Levitin en el titular plantea una interesante reflexión sobre la evolución de la relación entre la música y la sociedad.
Hace aproximadamente unos 500 años, coincidiendo con el inicio del Renacimiento, tuvo lugar un cambio significativo en la forma en que la sociedad interactuaba con la música. Este período marcó una transición en la que la música pasó de ser una actividad principalmente participativa a una experiencia más especializada y dividida.
Músicos y público, cada uno por su lado –pero no siempre fue así
Antes de esta diferenciación, la música era una parte integral de la vida cotidiana, donde la mayoría de las personas participaba de forma activa en su creación e interpretación. Las canciones populares, los cantos religiosos y la música para celebraciones eran ejecutados por miembros de una misma comunidad.
Con el desarrollo de técnicas musicales más complejas y la profesionalización de los músicos, se creó una distinción más clara entre aquellos que se dedicaban a la interpretación musical y el público general. Esta división llevó a la creación de roles más definidos:
- Intérpretes: Músicos profesionales y especializados que desarrollaron habilidades técnicas avanzadas.
- Oyentes: El público general que comenzó a consumir música de manera más pasiva, asistiendo a conciertos y apreciando interpretaciones de expertos.
Esta separación tuvo implicaciones en cómo percibimos y experimentamos la música. Levitin, en su libro Tu Cerebro Y La Música: El Estudio Científico De Una Obsesión Humana (ed RBA), explora cómo procesamos la música y cómo estas experiencias musicales afectan a nuestras emociones y cognición.
- Levitin, Daniel J. (Autor)
La música es algo natural para la Humanidad
Su trabajo sugiere que, a pesar de esta división, todos tenemos una capacidad innata para comprender y apreciar la música, independientemente de nuestro nivel de entrenamiento formal.
La investigación de Levitin en neurociencia y psicología cognitiva ha demostrado que la música activa múltiples áreas del cerebro, incluyendo aquellas relacionadas con la emoción, la memoria y el movimiento.
Y esto sugiere que, aunque la sociedad se haya dividido en intérpretes y oyentes (como destacamos al principio), nuestra respuesta neurológica a la música sigue siendo profundamente personal y universal.
En la actualidad, con el avance de la tecnología y el acceso más amplio a la educación musical, estamos viendo una nueva evolución en esta dinámica.
Las herramientas digitales y las plataformas de música online están difuminando nuevamente las líneas entre creadores y consumidores de música, permitiendo una mayor participación y creatividad musical en la sociedad general.
Sorprendentemente, la música es compartida en tribus aborígenes como una actividad global y conjunta, donde todos participan –y no sólo es generada por unos privilegiados para el disfrute pasivo de otros…
Cómo han cambiado los tiempos: Seis aspectos fundamentales
La forma en que las tribus aborígenes experimentan la música ofrece un contraste fascinante con la división entre intérpretes y oyentes que se desarrolló en las sociedades occidentales.
Este enfoque más inclusivo y participativo de la música en las culturas aborígenes refleja una visión del mundo fundamentalmente diferente y una relación distinta con el arte y la expresión cultural.
- Función social y espiritual: En muchas culturas aborígenes, la música no es simplemente entretenimiento, sino una parte integral de la vida social, espiritual y cultural. Las canciones y danzas a menudo tienen funciones rituales, transmiten historias y conocimientos, y fortalecen los lazos comunitarios.
- Participación colectiva: La creación musical en estas sociedades suele ser una actividad colectiva. No hay una clara distinción entre «artistas» y «público». Todos los miembros de la comunidad, independientemente de su edad o estatus, pueden participar en la creación y ejecución musical.
- Transmisión de conocimiento: La música sirve como un vehículo para transmitir la historia oral, las tradiciones y los valores de una generación a otra. Esta función educativa hace que la participación activa sea crucial para la preservación cultural.
- Conexión con la Naturaleza: En muchas culturas aborígenes, la música está íntimamente ligada al entorno natural. Los sonidos de la Naturaleza a menudo se incorporan o imitan en las prácticas musicales, reflejando una visión del mundo donde los humanos son parte integral del ecosistema.
- Ausencia de comercialización: A diferencia de las sociedades occidentales modernas, donde la música se ha convertido en gran medida en un producto comercial, en las culturas aborígenes la música mantiene su carácter comunal y su valor intrínseco, sin estar sujeta a las presiones del mercado.
- Desarrollo de habilidades colectivas: La participación regular en actividades musicales colectivas fomenta el desarrollo de habilidades musicales en toda la comunidad, en lugar de limitarlas a un grupo selecto de «expertos».
Esta perspectiva sobre la música como una actividad compartida y participativa nos ofrece una visión alternativa de cómo la sociedad puede relacionarse con el arte y la expresión cultural.
En cierto sentido, las nuevas tecnologías y plataformas digitales están permitiendo un retorno parcial a este modelo más participativo en las sociedades modernas, aunque de una manera muy diferente a la de las culturas aborígenes.
Hacia una creación global en la música electrónica
Esta es una cuestión fascinante que nos invita a la imaginación, quizá frente a un futuro potencialmente revolucionario para la producción y el disfrute combinados de la música electrónica. Aunque puede parecer un escenario lejano, existen varios factores que sugieren que una filosofía más participativa y global en la creación de música electrónica podría ser posible…
- Democratización de la tecnología: La creciente accesibilidad de software de producción musical y hardware asequible está permitiendo que más personas creen música electrónica. Esta tendencia podría continuar, haciendo que las herramientas de creación musical sean tan comunes como los smartphones.
- Plataformas colaborativas en línea: Ya están disponibles plataformas que permiten a los músicos colaborar a distancia. En el futuro, éstas podrían evolucionar hacia espacios virtuales más inmersivos donde la creación musical en tiempo real sea posible a una escala global.
- Inteligencia Artificial y música generativa: Los avances en IA podrían llevar a sistemas que faciliten la creación musical colectiva, ayudando a coordinar y armonizar las contribuciones de múltiples participantes.
- Cambios culturales: Una mayor conciencia sobre la importancia de la participación comunitaria y la expresión creativa podría fomentar un enfoque más inclusivo en la creación musical.
- Eventos musicales virtuales: Ya vimos cómo la pandemia aceleró la adopción de conciertos y festivales virtuales. Estos podrían evolucionar hacia experiencias más interactivas donde el público participe activamente en la creación musical.
- Blockchain y creación descentralizada: Las tecnologías blockchain podrían facilitar la colaboración musical a gran escala, permitiendo una participación y atribución justa en proyectos musicales globales.
Sin embargo, también hay desafíos significativos, entre los que cabe citar las propias barreras lingüísticas y culturales, o las diferencias en cuanto al acceso a la tecnología. Por otro lado están todas las trabas y condicionantes que imponen las cuestiones de derechos de autor y propiedad intelectual (necesarias, no obstante), así como la inercia de la industria musical establecida.
A pesar de estos obstáculos, la idea de una creación musical electrónica global y participativa es emocionante y potencialmente transformadora. Podría llevarnos a nuevas formas de expresión musical, fomentar la comprensión intercultural, y redefinir nuestra relación con la música en la era digital.
- Levitin, Daniel J. (Autor)
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