Dale una vuelta de tuerca al diseño sonoro, y consigue progresiones melódicas a partir de una única muestra de audio. Prepárate para transponer tus sonidos y aplicarles la mágia de la producción musical…
Cada productor necesita una paleta de sonidos variada con la que crear su música y una de nuestras fuentes de inspiración favoritas en los cuarteles de ModeAudio son las texturas tonales y los ambientes. Ricas en atmósfera, con una sensación, a veces espacial o de sonidos remotos y misteriosos, hacen la función de seudocolchones y llenan tu música con su único tono y perfil espectral. Las texturas tonales son similares en el sentido que aportan atmósfera a tu música, pero muchas de ellas contienen tonos claros y definidos que pueden usarse para construir acordes y progresiones.
En este artículo, vamos a enseñarte cómo crear capas y esculpir este tipo de material sonoro, para conseguir elegantes fondos ambientales y darle a tu música mayor calidad y profundidad espacial. Todo ello con ejemplos aplicados, en los que utilizaremos sonidos extraídos de la colección Density – Ambient Samples & Drones, ya que está repleta de la clase de texturas sonoras perfectas para este caso. ¡Empecemos!
Capas de sonidos concordantes
Para empezar, tenemos una agradable y larga textura sonora extraída de Density, la cual hemos duplicado a lo largo de dos pistas en Ableton Live. Tiene unos matices aflautados que empiezan con una tonalidad de acorde mayor -escúchala desde aquí:
Queremos crear un efecto de pitch-shift (cambio de tono) en una de las pistas, combinar capas con diferentes tonos del mismo sonido es una buena manera para construir algo más dinámico y complejo a partir de un sonido como este. Sin embargo, y como la muestra sonora es tonal (en este caso acorde mayor), sólo algunos cambios de tono sonarán bien cuando se mezclen con el original. Cambiar por octavas (aplicando ±12 semitonos) dejará por supuesto los acordes intactos sin introducir tonos discordantes, pero esto no es muy interesante para darle un desarrollo armónico -a pesar de que es genial para dar profundidad en graves o realzar agudos.
En vez de eso, vamos a hacer cambios a partir del original, desde I (así nos referiremos a los acordes que pertenezcan a la misma escala que el original), hasta V o IV. +7 ó -5 semitonos para V, y +5 ó -7 para IV (dependiendo de si subimos o bajamos la octava) Así que, si las notas audibles en el acorde mayor original son C, E y G (en notación anglosajona), cambiando al acorde V nos dará las notas G, B y D (en el caso de +7 semitonos). Mientras que cambiar a IV, resultará en las notas F, A y C (al subir +5 semitonos por ejemplo).
Lo que es importante aquí es que en el tono C mayor, ambos acordes, V y VI (G mayor y F mayor) siguen siendo mayor, por lo que no tenemos ninguna nota discordante -notas que no estén en el tono C mayor. En la imagen de arriba, puedes ver como hemos cambiado el sonido en su totalidad bajándolo cinco semitonos, para crear un acorde G mayor. Ahora, cuando lo reproducimos junto a la versión original sin cambiar (C mayor), suena tal que así:
Suena muy bien, ¿no crees? Las notas de ambos acordes ahora apiladas unas sobre otras, nos dan un orden ascendente de G, B, C, D, E, y G. En tono C mayor, esta serie de notas hacen un acorde mayor a novenas, el cual cómo puedes oír, es mucho más rico y atrayente.
Si mezclamos la versión cambiada bajo la versión original, conseguimos el principio de una progresión de acordes:
Ahora, vamos a duplicar el clip de nuevo y subirlo cinco semitonos para un acorde IV, en este caso F Mayor. Si lo mezclo con los otros dos, consigo el principio de una textura melódica en la mezcla.
Ahora todo empieza a sonar mejor – y todo lo que hemos hecho ha sido coger un buen sample y aplicarle algo de teoría musical básica! Veamos qué más podemos hacer…
Capas de sonidos discordantes
Si tu teoría musical es algo más avanzada, escucharás que la nueva capa en F mayor añadida implica bajar un semitono para volver a la tonalidad C mayor, acentuando la nota E. La nota C estás fuerte en nuestro sample, así que para convertirla en una E, necesitamos subirle el tono en cuatro semitonos. Recuerda, cambiar el tono 5 ó 7 semitonos mantiene el acorde en su clave inicial, pero otras variaciones, no. Por lo que al cambiar cuatro semitonos, ahora tenemos las notas E, G# y B. Esa G# choca con nuestra tonalidad en C mayor del sonido original, y ¡es algo que queremos evitar!
¡Terrible! Queremos mantener la nota E pero deshacernos del resto. Aquí es donde necesitamos aplicar algo de la magia de la producción musical.
Primero, duplicamos la infame pista con el clip en E mayor. Aplicaremos un cambio de polaridad (o cambio de fase) en una de las dos copias, utilizando el efecto de audio ‘utility’ de Ableton Live, como ves arriba. En otros DAWs, puedes hacer lo mismo (cambiar la polaridad o fase) a veces desde la misma pista. Asegúrate de mantener los niveles de ambas pistas iguales y de que ambos clips estén perfectamente alineados uno con otro.
Si vuelves a escuchar de nuevo, el clip E mayor y su versión invertida se han cancelado mutuamente, silenciándose en la salida master. Cualquier pequeño cambio que hagamos ahora en una de las dos copias, sin embargo, será audible. Por ejemplo, podríamos poner un phaser en uno y escuchar solamente la señal procesada sin importar la cantidad de mezcla de efecto que haya, ¡ya que la señal original será cancelada por la otra inversa!
Vamos a utilizar un ecualizador de precisión como ‘EQ Eight’ que es nativo de Ableton, para potenciar los niveles de tan solo la nota E que queremos y en sólo una de las copias del clip E mayor. Con el parámetro Q alto, en cada frecuencia de corte, vamos a escuchar el tono y frecuencias armónicas de la nota E. Ahora debería escucharse sólo el clip original en C mayor de fondo, el clip en G mayor bajo éste, y cualquiera de las frecuencias potenciadas con la EQ en el clip en E mayor.
La nota E tiene unos pocos armónicos, los cuales reforzarás si quieres mantener algo del timbre original de la nota. Su frecuencia fundamental ( la más fuerte) es 530Hz, a la cual hemos llegado haciendo un lento barrido con nuestra primera curva de EQ por todo el espectro hasta que saltamos al primer plano. Así que realzamos los siguientes armónicos, 1.060Hz, 2.120Hz y 4.240Hz (simplemente múltiples enteros de la fundamental). Aquí puedes escuchar la nueva nota E aislada:
Si agrupas las dos pistas usadas para el clip en E mayor, puedes ajustar su volumen sin alterar la perfecta cancelación entre ellas, aparte de las bandas realzadas con la EQ. Esto significa que puedes hacer un fundido de entrada de la nota E después de la aparición del acorde IV subido en semitonos. Con fundidos entre las capas anteriores, podemos volver al acorde original en C mayor, todo perfectamente unido:
Esperamos que las ideas mostradas arriba -involucrando texturas tonales con cambios en acordes, semitonos y escalas, además del uso ingenioso y mágico de la EQ para expandir su potencial armónico- te hayan sido útiles. Seguro que te has dado cuenta de cómo una sutil transposición de tono en sonidos ambientales puede generar ricos y satisfactorios resultados con tan sólo un pequeño número de capas -quizá ya tengas algunas ideas sobre cómo aplicar estos trucos en tu música.
Mantente alerta a nuestra web para futuros tutoriales sobre diseño sonoro, donde seguiremos explorando otras maneras de utilizar el cambio de fase para nuevos y excitantes resultados. Mientras tanto, ¡sé creativo!
Este contenido se publica mediante licencia del autor. El texto original en inglés «Layering & Pitching Tonal Textures» está disponible en el blog Magazine de Mode Audio