El mágico VCS3 tiene más pinchos que el reparto de Hellraiser y más vibraciones que un intérprete de arpa montado en el metro. Fijamos el rumbo hacia 1969 para rememorar esta leyenda de la síntesis…
Hace mucho tiempo, cuando los hombres aún no se habían paseado por la Luna, el ingeniero David Cockerell daba los últimos toques en los Electronic Music Studios (EMS) al diseño de su sinte VCS3. Y fue un instrumento muy importante por varias razones…
En una época en la que un sintetizador típico llenaba una amplia sala y costaba lo que una casa pequeña, EMS VCS3 fue el primer sinte portátil del mundo, embutido por completo dentro de una curiosa caja de madera en forma de ‘L’.
Su precio lo puso al alcance de los músicos pop y no sólo de las universidades, sacando al sintetizador de la “vanguardia” y llevándolo a la tendencia general. Los más oscuros sonidos de Pink Floyd en Dark Side Of The Moon, los más extraños aullidos del Oxygène de Jarre, y las delirantes voces metálicas de la serie Galáctica estaban bullendo en su interior, esperando a salir. Y es que las cosas ya no volverían a ser lo mismo…
Libertad matricial
VCS3 es un sinte monofónico de tres osciladores con un filtro paso-bajo de 18dB, un generador de ruido, un modulador en anillo y una envolvente cíclica de cuatro fases. Tras leer las especificaciones, te perdonaríamos que esperases algo como un MiniMoog o un Korg Mono/Poly, pero la realidad es algo distinta. Un vistazo rápido al panel frontal revela la falta de teclado y la presencia de un joystick metálico y un cuadro de “pinchos”: el corazón de la máquina para realizar patchings entre sus módulos.
Lo que distingue a EMS VCS3 de un MiniMoog es su arquitectura abierta. En lugar de conectar los osciladores al filtro y el filtro a la salida, VCS3 aporta un estilo semimodular, con todas las entradas de señal y control encima de la matriz, y todas las fuentes a un lado.
Para conectar el oscilador 1 a la salida 1, se coloca un pincho en la intersección de la respectiva fila y columna, permitiéndote oír un ruido después de cinco frustrantes minutos de tirones de pelos. Por cierto, no hay que conectar VCS3 a una mesa de mezclas pues incorpora dos altavoces.
Para emular el conexionado de un MiniMoog, los tres osciladores se conectan a la entrada de filtro, la envolvente se enlaza al corte de filtro y la salida de filtro se lleva a la salida 1. Hasta aquí es donde puedes llegar con la mayoría de sintes monofónicos, pero no con EMS VCS3.
Ya que estás aquí, ¿por qué no sacas otra salida del filtro y la conectas al modulador en anillo junto con el oscilador 3 (que se desdobla en un LFO cuando es preciso), después envías este modulador en anillo a la reverb de muelles (VCS3 fue el primer y último sinte que incluyó efectos en los siguientes diez años), inyectas todo lo anterior en el filtro para obtener un estruendoso bucle realimentado, sitúas el LFO trapezoidal en el nivel de salida, y te sientas a escuchar el sonido cavernoso y psicodélico que has conseguido? Si te aburres, asigna el joystick al corte del filtro, engorda bien la resonancia (o ‘Response’) y dale caña a tu gusto.
Otras prestaciones que llevaron a VCS3 a convertirse en el primero de la clase son el ancho de pulso variable de todas las formas de onda (senoidal y diente de sierra, así como las usuales ondas cuadradas), el “color” ajustable del ruido (frecuencias altas y bajas), sus dos salidas ecualizadas y panoramizadas por separado, y las dos entradas para procesar señales externas, como guitarras y voces. Nos imaginamos las horas de diversión que habrá brindado la simple conexión de un micrófono junto con el oscilador 1 al modulador en anillo, ajustando dicho oscilador a una onda senoidal de unos 50Hz, y gritando histéricamente “¡Soy un robot!”. Es muy divertido, ¿verdad?
Memoria arcaica
EMS reconoció, desde un principio, que la falta de almacenamiento de patches sería uno de los principales retos a encarar por los diseñadores de sintes, y se enfrentó al problema incluyendo un interface en el cual podías insertas ‘Presto-patches’. Similar a un antiguo cartucho de Sega, el sistema ‘Presto-patch’ proporcionaba una matriz de ajuste instantánea, aunque los botones del panel frontal aún debían ser ajustados a mano. No tuvo un éxito estruendoso, ya que el único modo de grabar un patch era enviar tu ajuste a EMS que lo incluiría por ti.
Otra desventaja de esta máquina era la desagradable tendencia de los osciladores a perderse continuamente en afinaciones desajustadas. Este problema se pone de manifiesto cuando intentas interpretar cualquier melodía por medio del teclado opcional DK1: el viejo EMS VCS3 se va de tono más rápido que cuando cantaban las Spice Girls.
Ahora escucha esto…
Deberías brindar una escucha a una de estas bestias, porque es el sonido lo que hace ser a VCS3 lo que es. Mucho se ha dicho sobre el calor y el cuerpo de los sonidos analógicos, especialmente cuando un tío quiere colocarte un Roland Juno 106 por 800 euros. Pero, con independencia de tu opinión sobre el revival analógico, hay algo innegablemente antiguo y grande en el sonido de EMS VCS3.
Gran parte de su magia se debe a la alta calidad del diseño y a los componentes originales, pero otra parte de la atracción de VCS3 se atribuye a su informal relación con el concepto supuesto de la afinación. Pero, los motivos no importan ya que el resultado final consiste en el conjunto de sonidos más sonoramente ricos que jamás habrán escupido tus altavoces.
EMS VCS3 fue el primer sintetizador en salir de la cuadra EMS (Electronic Music Studios), seguido dos años después por Synthi 100, un enorme sinte/secuenciador con dos matrices de 60×60 puntos que ofrecía 7.200 rutas de modulación y más tonalidades puras que cualquier otro dispositivo de este mundo. A éste le siguieron Synthi A y Synthi AKS, los cuales eran básicamente un VCS3 con un peripuesto estuche negro. El raro AKS añadía un teclado y un secuenciador digital de 256 pasos.Durante los ‘70, EMS mantuvo su alta reputación como desarrollador de electrónica visionaria. Lanzaron Synthi Hi-Fli sin osciladores (precursor espiritual de máquinas como Sherman Filterbank y Mutronics Mutator), el psicodélico sintetizador de vídeo Spectron y el original EMS Vocoder, así como varias actualizaciones y expansiones de su gama existente de equipos.De cualquier forma, a finales de los 70, las cosas se pusieron algo feas. Las presiones de Roland y Sequential Circuits les llevaron al desarrollo de PolySynthi, pero sus sonidos simplemente no estaban a la altura de la competencia. La falta de un sinte polifónico comercial unida a dificultades financieras, llevó a la compañía a la insolvencia y a cambiar de manos. El equipo original se desbandó y Dave Cockerell acabó diseñando efectos para Electro Harmonix y luego samplers para Akai.Tras invertir los primeros años 80 en el rediseño malogrado de versiones de Synthi A y Synthi 100 integradas en chips para Curtis, EMS volvió al camino con el desarrollo del sistema SoundBeam, un controlador ultrasónico que convertía hábilmente movimientos físicos en información MIDI y CV.
La historia de EMS parece continuar hoy. Según su sitio web, aún venden VCS3 por unos 2.600 euros (costes de envío aparte) y Synthi A nuevos, Vocoders 2000/3000 y Soundbeam. Pero ten en cuenta que dicha página no ha sido actualizada desde el 8 de Agosto de 1998 -y de hecho, no conocemos historia alguna sobre un comprador de uno de estos sintes que haya empleado dicho método promocionado.
Expediente 1969: EMS VCS3
Precio y disponibilidad
EMS presentó VCS3 en 1969 por un precio de unos 540 euros, pero hoy no te comprarías ni uno de sus botones por ese dinero. Cualquier oferta por debajo de 6.000 euros sería un buen precio para un modelo en óptimas condiciones, aunque raramente hallarás uno en venta.
Aparte de la opción eBay (siempre para modelos fuera de España), otra alternativa es llamar a EMS (44 (0)1726 883265) y probar si alguien te cogiese todavía el teléfono -entonces podrías pedirles que te construyesen uno nuevo y flamante, con osciladores estables y una ranura para tu convertidor MIDI a CV. No nos atrevemos a decirte lo que te costaría, pero ya puedes empezar a ahorrar si te atrae esta idea.
Maestros del pasado
Todos los nombres que vienen a continuación han sido hallados culpables de usar VCS3/ Synthi A en algunas (o muchas) de sus pistas: Aphex Twin, The Orb, Future Sound Of London, Brian Eno, Jean Michel Jarre, Pink Floyd, The Who, Flood, Stereolab, el taller radiofónico de la BBC y muchos, muchos más.