¿Comprimes poco o demasiado? ¿Todos tus compresores son necesarios? Aprende cómo ganar claridad, espacio e impacto en tu mezcla sin aplastarla ni perder energía y definición…
La compresión dinámica es quizá uno de los procesos de grabación y mezcla más incomprendidos de nuestro universo técnico. Y a pesar de ser un proceso integral en el campo de la ingeniería de audio, la habilidad para escucharla y manejarla es una facultad cuyo aprendizaje requiere muchos años.
A pesar de la aparente simplicidad de sus parámetros –ataque, liberación (release), ratio (proporción) y threshold (umbral)–, se da un alto número de posibles combinaciones. Suma a esto que cada configuración de compresión es única y que cada instrumento o fuente sonora tiene sus propias características, además de la propia naturaleza de cada compresor. Y verás que es muy fácil acabar confundido entre tantas variables.
En un principio, el compresor era una herramienta para solventar únicamente errores técnicos. Pero con el tiempo, se ha convertido en un aliado de gran valor para lograr un sonido más poderoso. La compresión puede aportar equilibrio tonal, estabilidad, claridad e insuflar vida a un sonido «muerto». Pero también puede arruinar una interpretación dinámica, restar profundidad, carácter y dejar un sonido plano, falto de brillo y vida.
Entonces ¿cómo saber si has ido demasiado lejos o tu compresión es insuficiente?
1. Conoce qué hace la compresión
El mejor punto para empezar es con una definición técnica. Aunque un diccionario no nos dirá cómo comprimir una pista vocal o de batería, nos dará una idea aproximada de lo que es la compresión y cómo se aplica al procesamiento de audio:
Compresión:
- Una fuerza que tiende a aplastar o contener algo, disminuyendo su volumen
- El acto de hacer algo más pequeño para que se ajuste a un espacio en particular
Ambas definiciones coinciden en la raíz de algo importante: la compresión hace las cosas más pequeñas y densas –las ondas de audio, por ejemplo. La densidad es importante porque permite al sonido proyectarse de una forma más fuerte y eficaz a través de un sistema de altavoces. Esta contundencia se traduce como una localización mejor que facilita un imagen sonora más concreta. Y la propiedad de «empequeñecerse» también es importante porque genera sonidos mucho más reconocibles, que facilitan su posicionamiento en la mezcla, dejando espacio suficiente para otros elementos como la reverb y demás efectos, sin crear confusión ni empañar la mezcla.
¿Parece fácil, no? Pero se vuelve algo más complicado debido a la variedad de tipos de compresores y de cómo utilices los ajustes de ataque, liberación y ratio.
Dicho esto, una compresión apropiada con un buen equilibrio entre frecuencias, niveles de volumen y efectos de calidad, llevará a una mezcla que suena dinámica, con profundidad de campo, y que es reproducida de forma correcta y efectiva en la mayoría de equipos de audio.
Por el contrario, una mezcla con una compresión excesiva, sonará insulsa, plana y molesta. Pero una compresión deficiente, resultará en una mezcla poco definida, frágil y falta de movimiento dinámico.
La compresión genera sonidos más reconocibles, que facilitan su posicionamiento en la mezcla, dejando espacio para otros elementos como la reverb y demás efectos…
2. ¿Cuál es tu perfil de compresión?
Generalmente, el proceso de aprendizaje de cómo utilizar de forma efectiva la compresión, te llevará por uno de estos dos caminos. Uno en el que comprimirás a muerte hasta el último sonido de tu proyecto. Y otro en el que usarás la compresión muy ligeramente para lograr resultados humildes. En algún lugar entre estos dos caminos, se encuentra el equilibrio que preservará la integridad de la dinámica natural de la música, mientras proporciona una atención adecuada de calidad en su sonido.
3. Señales de advertencia ante la sobrecompresión
La característica más común de una mezcla sobrecomprimida es la falta de profundidad y espacio.
- La profundidad es una señal de movimiento dinámico: ya sea dinámica por interpretación, programada o debida a transitorios eventuales. La falta de movimiento dinámico en demasiadas pistas terminará en una mezcla aburrida y molesta. La mayor parte de ese sonido agobiante y falto de definición provendrá de las bajas frecuencias, ya que suelen ser las que más «sufren» del exceso de compresión, mucho más que las altas frecuencias.
- La propagación de bajas frecuencias requiere más movimiento dinámico, ya que transportan la gran mayoría de frecuencias sostenidas de muchos sonidos. Y son la base sobre las que se proyectan otras frecuencias más altas. Debido a que por su naturaleza, las frecuencias más bajas son menos dinámicas, el empleo de la energía transitoria para disparar mucha compresión de la señal sostenida proporcionará una percepción más pobre de ese rango de frecuencias. Un sonido alto no sonará poderoso a menos que tenga algo enérgico con lo que contrastar.
4. Señales de advertencia de compresión insuficiente
La característica más común de una mezcla insuficientemente comprimida es la falta de espacio y definición de sus elementos individuales. Cuantos más elementos contenga tu mezcla, más difícil será separarlos. La compresión puede ayudar a concretar cada elemento y cómo se percibe su dinámica, pero dentro de un rango dinámico limitado.
- Si el rango dinámico es demasiado relajado, las notas se perderán en cuanto se mezclen con otros sonidos.
- Un buen indicativo de compresión insuficiente en la mezcla, es que sólo suena bien cuando se reproduce a volumen alto. Cuando subes el volumen de tus monitores, introduces compresión mecánica del propio hardware, así como compresión acústica del espacio de escucha –este efecto acústico suplirá la falta de compresión de tu mezcla. Baja el volumen y anota en qué momento el equilibrio de tu mezcla empieza a colapsar y comienzas a perder elementos sonoros de la mezcla. Ten en cuenta que, a menor volumen, más rápido se pierden las frecuencias bajas.
5. Adopta un enfoque equilibrado
Para empezar el proceso de equilibrar la compresión en tu mezcla de una forma efectiva, necesitarás entender algunos conceptos básicos sobre compresión dinámica. Todos y cada uno de los compresores de tus pistas, stems o buses, deben contribuir a una función específica en la mezcla. La función de un compresor puede ser la búsqueda de equilibrio en la totalidad del rendimiento dinámico, realzar y dar pegada a un sonido, dar solidez a un instrumento, o bien emplearlo como efecto.
Hay cuatro usos básicos para la compresión dinámica:
- A. La compresión transparente: Se utiliza para igualar el rendimiento dinámico de toda la mezcla, e intenta pasar desapercibida mediante ajustes sutiles. Generalmente, los tiempos de ataque y liberación son lentos, con un bajo umbral y un ratio muy bajo. Esto permite trabajar a la compresión sobre la energía RMS que afecta a nuestra percepción de intensidad sonora. La cantidad de reducción de ganancia debe ser consistente.
- B. La compresión basada en el ritmo: El término más común es compresión «pump and breathe» –de bombear y respirar. Pero la diferencia más importante es que el parámetro de liberación (release) está escalado en valores musicales (compases de nota, 1/4, 1/8, 1/16). Esta técnica realza ese parámetro al tempo de la canción, lo que ocasiona un efecto que acentúa su movimiento rítmico. El tiempo de ataque puede ser rápido o lento, dependiendo de cuánta cantidad desees conservar de los transitorios.
- C. La compresión sólida: El propósito de este estilo de compresión es aportar densidad y claridad al sonido o a la mezcla. Los antiguos limitadores para Radio y Televisión, como Fairchild 670, Teletronix LA2A, Neve 2254 (y sus versiones virtuales, PuigChild Compressor, CLA-2A y V-Comp) que presentan características multietapa en su liberación –release–, son perfectos para esta técnica. Muchos tienen un ataque sobre 1ms, con dos a tres etapas de liberación. Este último tiene una fase rápida de recuperación seguida de otra más larga –¡que puede llegar a durar de diez a 20 segundos! La combinación de distorsión armónica y las características no-lineales de los componentes que generan la compresión, los convierten en extremadamente útiles para las pistas más importantes de tu mezcla.
- D. La compresión como efecto: A veces, quieres que la compresión sea bien audible, como el clásico efecto de bombeo en las grandes baterías de rock. Y podría ser tan sólo cuestión de saturar el compresor, previo o emulador de cinta para distorsionar. Sí, la distorsión es una forma de compresión… ¡Una compresión extrema, eso sí! Cada vez que intentas dar más nivel del que puede soportar un dispositivo, estás, efectivamente, limitando el rango dinámico.
Todos y cada uno de los compresores de tus pistas, stems o buses, deben contribuir a una función específica en la mezcla…
6. Elige algunos números y pruébalos con cuidado
Las configuraciones numéricas de ataque, release y ratio son siempre relativas a la fuente sonora. En general, una configuración rápida funciona mejor con sonidos rítmicos y en movimiento. La configuración más lenta será mejor para sonidos sostenidos. El ratio (proporción de compresión) determinará cuán transparente o agresiva la compresión será aplicada. La siguiente guía puede servirte de ayuda y darte algunos buenos puntos de inicio en cuanto a números, pero recuerda siempre que tu oído es la mejor medida para definir la configuración correcta.
Ataque
El tiempo de ataque establece la posición de un sonido en la profundidad de campo de una mezcla. Un ataque rápido asentará el sonido en los altavoces, y uno más lento hará que el sonido avance. Esto se debe a que un ataque rápido recorta los transitorios de un sonido, como en los sonidos acústicos distantes que pierden la energía hasta que llegan a nuestros oídos. Esto es muy notable en baterías y sonidos percusivos o rítmicos. Busca variaciones en el tiempo con diferentes instrumentos para crear más profundidad en tu mezcla. Piensa también en mantener los mismos ajustes de ataque en todas las pistas de un kit de batería, por ejemplo, para crear una sensación compacta y procedente de un único instrumento.
- Ataque rápido: 0 – 1ms (recorta la mayoría de los transitorios, sino todos)
- Ataque medio: 1 – 10ms (acorta o afila los transitorios)
- Ataque lento: 10 – 100ms (aporta calidez al ataque en los transitorios)
Liberación (release)
El tiempo de liberación o release, determina cuánto tarda en recuperarse la reducción de ganancia. Una recuperación rápida añade más presencia dinámica al sonido. Una recuperación media, suele funcionar mejor cuando se asigna a valores de nota y el tiempo de recuperación sigue el tempo de la música. Esta técnica proporciona una forma muy buena de insuflar vida a un sonido o mezcla anodinos. Para baterías, mantén la configuración de liberación igual en cada elemento, y así todo el conjunto al completo se convertirá en una «groove-machine«. Utiliza tiempos largos de liberación para conferir estabilidad y equilibrio a sonidos que son dinámicamente inconsistentes.
- Liberación rápida: 0 – 100ms (añade movimiento dinámico y presencia)
- Liberación media: 100 – 500ms (brinda sensación rítmica a una señal constante)
- Liberación lenta: 500ms – 20 segundos (proporciona equilibrio, calidez y cuerpo)
Proporción (ratio)
La proporción –más conocida como ratio–, es un poderoso parámetro para equilibrar la cantidad de reducción de ganancia, así como dar forma al carácter tonal de cualquier sonido. Usa proporciones pequeñas para aplicar una compresión transparente que iguale toda la mezcla. Una cantidad media, a menudo funcionará muy bien con tiempos de liberación (release) medios basados en el ritmo. Recuerda: la configuración de ratio añadirá más calidez a medida que éste se incremente. Un ratio enorme funcionará perfecto con sonidos carentes de presencia o densidad. Un ratio que actúe como limitador será lo mejor para los efectos basados en la compresión.
- Ratio ligero: 1.1:1 – 2:1 (compresión transparente)
- Ratio moderado: 2:1 – 8:1 (compresión moderada)
- Ratio abundante: 8:1 – 20:1 (compresión muy alta)
- Ratio limitador: 20:1 a ∞:1 (compresión agresiva)
Umbral (threshold)
La efectividad del ataque, liberación y el ratio está enteramente basada en el umbral. La configuración del umbral determina el momento en que el transitorio dispara la actuación del resto de parámetros. Si los niveles de transitorios son inconsistentes, configura bajo el umbral y ajusta el ratio aún más bajo para así obtener una reducción de ganancia mucho más consistente. Muchos compresores añejos tienen un umbral fijo, y el nivel de entrada es el parámetro que determina qué cantidad de señal pasará por encima de dicho umbral.
La importancia del umbral no debe ser subestimada. El umbral y su configuración prepara todo el compresor para el resto de parámetros, y éstos serán tan efectivos como indique la configuración del propio umbral. Esto resulta especialmente cierto en la compresión basada en el ritmo que antes presentamos, que debe ser activada por los transitorios de manera que los valores de liberación funcionen con el tempo y proporcionen musicalidad al sonido.
7. Experimenta y escucha
Se requiere mucha práctica y atención detallada para aprender el arte de la compresión y saber cómo escucharla. Y parece importante experimentar con diferentes configuraciones para encontrar aquellas que funcionan. Si decides cargar un preset, toma nota de cómo está configurado y compáralo con los números descritos aquí arriba. Fíjate si las características descritas en este articulo cuadran con lo que oyes en tus altavoces.
Si decides que quieres aplicar una fuerte compresión sobre un sonido o grupo de instrumentos, intenta utilizar una cadena de compresión paralela en lugar de aplicarla directamente sobre la pista. Esto te proporcionará un control absoluto entre el sonido original y el comprimido, así como un fácil equilibrio dinámico de la mezcla.
Es importante recordar que, históricamente, los compresores fueron diseñados con una finalidad muy específica. Tanto en Radio como Televisión, se utilizaron limitadores con ataque rápido y tiempos de liberación muy largos para limitar el rango dinámico. De esta forma, las transmisiones podían alcanzar una distancia más larga y llegar a un público más numeroso.
Las técnicas de mezcla de entonces también relacionaban conceptos similares. A pesar de no contar con la enorme cantidad de compresores de la actualidad, casi cada etapa analógica del proceso de grabación y mezcla contenía alguna forma de limitación, compresión y saturación.
En masterización, los compresores se empleaban para evitar que el torno de corte hundiera demasiado el cabezal en los surcos durante la creación de un disco de vinilo y acabase cortándolo. En los estudios profesionales de audio, la compresión se utilizaba durante el proceso de grabación para mantener la señal de audio a un nivel considerablemente alto, de manera que limitase la sibilancia de la cinta magnética (hiss) durante su reproducción.
Aunque la compresión fue una herramienta de gran valor para solucionar problemas puramente técnicos, también ha terminado convirtiéndose en un poderoso recurso que hace al sonido más potente y se mantiene como uno de los procesamientos de señal esenciales cuando trabajamos con audio.
¿Tienes algún consejo de sobrecompresión o falta de compresión que hayamos olvidado? Escribe un comentario debajo y cuéntanoslo.
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