- Este debate tiene 1 respuesta, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el hace 14 años, 7 meses por txubaka.
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02/03/2010 a las 13:59 #16548txubakaMiembro
Saludos a tod@s!
Como alguna otra vez he confesado, la reciente sección de rachMiel sobre el concepto de álbum me ha parecido de lo más interesante, e incluso me ha animado a aportar una serie de ideas que creo que tienen su miga al margen de lo triviales que puedan parecer.
Recordemos que, siguiendo un poco a la Gestalt, en este artículo se hablaba de «el todo como más que la suma de las partes». Es decir, un álbum no es un recopilatorio de canciones, sino que los temas se relacionan unos con otros alcanzando un significado global mucho mayor. ¿Nunca os ha pasado que al escuchar una pista junto a su vecina tiene más «fuerza» que al escucharla aislada, o junto a otra pista distinta?
Voy a dar un paso más allá. Casi puedo asegurar que desde los inicios de la música grabada hemos tenido «dos caras». Los viejos discos de vinilo tenían dos caras, al igual que los cassettes. Con la llegada del CD perdimos el «vuelta y vuelta». «Pues qué bien», podéis llegar a pensar, pero dónde se han quedado las afirmaciones clásicas tipo ¿cuál es tu favorita, la cara A o la cara B? Si en un álbum como un todo tenemos un grupo de canciones que se agrupan en una unidad de coherencia superior, en un álbum de dos caras me arriesgo a decir que cada cara actúa como un sub-álbum. Voy a poner algún ejemplo histórico.
Si escuchamos III de Led Zeppelin nos encontramos con que las inquietudes que tenía el grupo en su momento se plasmaron a la perfección en las dos caras. Sobre sus espaldas recaía el peso de dos álbumes de blues-rock poderoso que había calado hondo en el público e influenciado un sinfín de bandas, a la par que habían ayudado a consolidar los cimientos de un nuevo género. Pero un poco cansados de los excesos de las giras, y con las miras muy amplias, se refugiaron en una casita de campo y su música se vió influenciada por unos ramalazos folk tradicionales pero frescos. Por eso en este álbum la cara A es lo que el público quiere escuchar, mientras que la cara B muestra lo que Led Zeppelin había descubierto. La historia ha puesto este disco en su sitio, pero lamentablemente en su tiempo muchos no pasaban de la cara A.
Otro ejemplo, Rush intentó dotar de mayor profundidad a su música con el fracasado álbum Caress of Steel. Fracasado porque su cara B lo componía únicamente un tema de 20 minutos que la crítica no supo digerir. Ni cortos ni perezosos, decidieron que su siguente trabajo, el mítico 2112 no tuviera la timidez del anterior, así que la cara A pasó a ser una única canción. Lo que antes fue experimentación más o menos oculta, ahora pasaba a ser su señade identidad.
Y para acabar, ya tirándome a la piscina de lleno, puedo asegurar que la cara A y la cara B siempre han tenido una connotación ímplicita. La cara A es la obvia y la B la misteriosa. Las rarezas aún siguen llamándose caras B (quién no tiene en su haber un recopilatorio de caras B). Parece que la experimentación ha ido más ligada a la cara B que a la A…
En fin, esta ha sido mi reflexión que espero que por lo menos os haya parecido agradable. Ahora solamente nos queda buscarle la cara B al iTunes…
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02/03/2010 a las 14:01 #16549txubakaMiembro
**Lo siento, ya me ha vuelto a salir el html**
Saludos a tod@s!
Como alguna otra vez he confesado, la reciente sección de rachMiel sobre el concepto de álbum me ha parecido de lo más interesante, e incluso me ha animado a aportar una serie de ideas que creo que tienen su miga al margen de lo triviales que puedan parecer.
Recordemos que, siguiendo un poco a la Gestalt, en este artículo se hablaba de «el todo como más que la suma de las partes». Es decir, un álbum no es un recopilatorio de canciones, sino que los temas se relacionan unos con otros alcanzando un significado global mucho mayor. ¿Nunca os ha pasado que al escuchar una pista junto a su vecina tiene más «fuerza» que al escucharla aislada, o junto a otra pista distinta?
Voy a dar un paso más allá. Casi puedo asegurar que desde los inicios de la música grabada hemos tenido «dos caras». Los viejos discos de vinilo tenían dos caras, al igual que los cassettes. Con la llegada del CD perdimos el «vuelta y vuelta». «Pues qué bien», podéis llegar a pensar, pero dónde se han quedado las afirmaciones clásicas tipo ¿cuál es tu favorita, la cara A o la cara B? Si en un álbum como un todo tenemos un grupo de canciones que se agrupan en una unidad de coherencia superior, en un álbum de dos caras me arriesgo a decir que cada cara actúa como un sub-álbum. Voy a poner algún ejemplo histórico.
Si escuchamos III de Led Zeppelin nos encontramos con que las inquietudes que tenía el grupo en su momento se plasmaron a la perfección en las dos caras. Sobre sus espaldas recaía el peso de dos álbumes de blues-rock poderoso que había calado hondo en el público e influenciado un sinfín de bandas, a la par que habían ayudado a consolidar los cimientos de un nuevo género. Pero un poco cansados de los excesos de las giras, y con las miras muy amplias, se refugiaron en una casita de campo y su música se vió influenciada por unos ramalazos folk tradicionales pero frescos. Por eso en este álbum la cara A es lo que el público quiere escuchar, mientras que la cara B muestra lo que Led Zeppelin había descubierto. La historia ha puesto este disco en su sitio, pero lamentablemente en su tiempo muchos no pasaban de la cara A.
Otro ejemplo, Rush intentó dotar de mayor profundidad a su música con el fracasado álbum Caress of Steel. Fracasado porque su cara B lo componía únicamente un tema de 20 minutos que la crítica no supo digerir. Ni cortos ni perezosos, decidieron que su siguente trabajo, el mítico 2112 no tuviera la timidez del anterior, así que la cara A pasó a ser una única canción. Lo que antes fue experimentación más o menos oculta, ahora pasaba a ser su señade identidad.
Y para acabar, ya tirándome a la piscina de lleno, puedo asegurar que la cara A y la cara B siempre han tenido una connotación ímplicita. La cara A es la obvia y la B la misteriosa. Las rarezas aún siguen llamándose caras B (quién no tiene en su haber un recopilatorio de caras B). Parece que la experimentación ha ido más ligada a la cara B que a la A…
En fin, esta ha sido mi reflexión que espero que por lo menos os haya parecido agradable. Ahora solamente nos queda buscarle la cara B al iTunes…
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