Sacuden nuestros cuerpos y engañan a nuestros cerebros… ¡los graves son escurridizos!
El cerebro interpreta la posición física de un elemento (su dirección, distancia y elevación respecto al oyente) mediante una compleja combinación sensorial, que a su vez depende en buena medida de la frecuencia. Está claro que nos referimos a un elemento que emita ondas sonoras y en cuya estimación de ubicación intervenga nuestro oído.
Cuando el sonido que viaja por el aire alcanza nuestros oídos, el sistema auditivo mide principalmente dos variables: las diferencias en los tiempos de recepción y las variaciones en el sonido percibido. Un pequeño retraso entre los oídos es interpretado por nuestro cerebro como una sensación diferencial que le permite triangular una posición respecto a la fuente que emite las ondas.
En las variaciones del sonido percibido lateralmente interviene nuestro propio cuerpo cuando las ondas lo atraviesan hasta alcanzar el otro oído; el filtrado impuesto por el pabellón auditivo (el oído externo) es también otro parámetro que interviene en el fenómeno. Estas diferencias varían en función de la frecuencia y de la posición de la fuente que emite el sonido, y son fundamentales para que consigamos concretar la información relativa a su elevación respecto al plano de nuestros oídos.
Las frecuencias graves llevan a nuestro sentido del oído al límite
Los sonidos graves se diferencian de los agudos principalmente por sus longitudes de onda: los graves se propagan con longitudes de onda de varios metros. Así las cosas, las frecuencias graves por debajo de 60Hz burlan este sistema antes descrito de triangulación y captación de elevación porque nuestra combinación de oído y cerebro no es buena para medir con precisión retrasos en ondas de varios metros. Y además resulta que el filtrado del cuerpo y el oído externo es también menos pronunciado en dichas frecuencias graves.
En pocas palabras, nuestra percepción de la no-direccionalidad de las frecuencias graves más bajas se produce cuando el cerebro no es capaz de interpretar la posición de la fuente sonora –porque digamos que ambos tímpanos son estimulados a la vez y de la misma forma.
Y en tu caso, ¿puedes determinar la procedencia exacta de los graves lejanos? Nos dejarías de piedra si fueses capaz de hacerlo -escribe abajo tus comentarios.