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20/06/2008 a las 12:18 #13524eppurmuoveMiembro
Bueno, ahora que veo que el tema está un poco más maduro (aunque sin muchas colaboraciones todavía) creo que es el momento de poner mis cartas sobre la mesa.
Perfectamente sabía, cuando lancé la cuestión, que se me objetaría con aquello de la creatividad a través de la mezcla, el punto de reverb aquí o allí, la compresión creativtiva, la panoramización genial y todas esas cosas. Pero es que yo, aunque respeto enormemente la labor de los ingenieros de sonido (sin Alan Parsons no habríamos tenido el «The dark of de side moon» como lo conocemos, por poner un ejemplo entre miles),
admiro mucho más la labor de un buen compositor. Mi máxima es la siguiente: un tema es musicalmente bueno si suena bien con solo silbarlo. A ver cuantos temas (muchos de ellos éxitos),
de esos que se llevan casi todo el presupuesto en producción (como las malas películas se lo llevan en efectos especiales) suena decente con solo silbarlo. Es más, casi ninguno de ellos es posible silbarlo. Es todo fachada, componenda, técnica, artesanía mejor o peor, pero nuca arte. Si sabéis silbar, probad con Yesterday o con Angie, y veréis lo que es pasar unos buenos momentos sin aditivos ni colorantes.
Bien, bien… Sé que esto puede escocer, pero no estoy pretendiendo meterme con nadie. Cada cual a lo suyo y en lo suyo. Lo que sucede es que un buen compositor casi nunca es un buen mezclador, y viceversa.
En fin, ahora no puedo extenderme más porque tengo prisa, pero os aseguro que tengo muchas más cosa que añadir al respecto. -
12/05/2008 a las 16:45 #13093eppurmuoveMiembro
Desde luego, es una cuestión de mercado. Los desarrolladores piensan mucho más en el usuario profesional que en el aficcionado y saben que aquél jamás se «ensuciaría las manos» poniéndolas encima de semejante engendro. Sería como un programa de cad que hiciera el proyecto de una casa o un puente por tí… ¡un momento!… ¡hace años que hay programas de cad que hacen eso!. Y esa es la principal razón por la que los estudios de arquitectura han pasado de tener plantillas de hasta 50 ó 60 delineantes a apañarse con media docena.
El mercado del software musical es muy reacio a salirse de una paleta de herramientas (secuenciador, mezclador, efectos) que en realidad viene siendo la misma desde hace 20 años. Desde los tiempos del «creator» de Steinberg o el cakewalk apprentice todo es igual, pero con más potencia y sofisticación. ¡Claro que ha habido excepciones, gracias a Dios!, pero nunca han llegado de la mano de las grandes marcas, sino de pequeños desarrolladores independientes o incluso de proyectos de investigación universitarios. La IA en software musical ha quedado en manos de marcas como PG Music (Band in a Box) o Soundtreck (jammer pro),
que evidentemente no cuentan con los medios de sony, steinberg o digidesign.Particularmente, pienso que detrás de todo ello hay una más que palpable animadversión hacia el aficcionado por parte de las grandes firmas. Creo que se nos toma por advenedizos que bajamos el estandar de profesionalidad de la producción musical y que, por añadidura, somos dudosos compradores de software legal. Desde luego, es difícil decidirse a desembolsar el pastón que te piden por una de esas plataformas que parecen más una consola de control de la NASA que un entorno amigable para la expansión creativa.
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09/05/2008 a las 12:50 #13054eppurmuoveMiembro
Estoy de acuerdo con lo que deices y te agradezco tus apreciaciones, pero creo que no me habéis entendido quizá del todo bien.
No quise extenderme en mi mensaje original y por eso lancé la idea, por así decir, un poco a lo bruto. Pero tengo en cuenta todo eso que decís tanto tú como «Resonancia». Es cierto que soy un poco alérgico a la tarea de mezclar y que no termino de cogerle el gusto, por así decir, pero no por ello dejo de reconocer que se trata de algo altamente creativo, especializado y absolutamente necesario en cualquier proceso serio de producción musical. Lo que yo reclamo no es tanto un «ingeniero de sonido» a la carta como una herramienta básica (aunque eso sí, con rutinas y algoritmos internos altamente sofisticados) que nos permitan obtener una mezcla inicial, llamémosle «musicalmente correcta».
Desde luego que ninguna máquina va a darte una mezcla definitiva, como tampoco te daría una ópera definitiva o un blues definitivo, pero para los aficcionados (que es lo que yo soy) vendría muy bien algo como lo que propongo. Y, desde luego, creo que no sería incompatible con seguir mezclando desde cero en todos los ambientes más o menos profesionales donde eso será siempre inevitable.
No olvidéis que ya hay muchos plug finalizadores que pretenden y prometen mejorar una mezcla final seleccionando múltiples frecuencias para su compresión , atenuación, realce, etc. ¿Y si eso se hiciera con un poco más de sofisticación y «sabiendo» realmente el software en cuestión a qué instrumento exactamente (y no meramente a qué margen de frecuencias) le está aplicando tal o cual parámetro? por poner solo un ejemplo.
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