¿Y qué demonios es el mastering, después de todo? Analizamos aspectos prácticos y recordamos su historia
Hay muchas definiciones para el mastering de audio. La más común, sin embargo, relega el mastering al procesamiento realizado sobre una mezcla de audio para su preparación antes de la distribución. Pero dicho proceso implica una alto número de consideraciones: unificación del sonido de una grabación, mantenimiento de la consistencia a lo largo de un álbum, y la preparación previa en sí, antes de la distribución.
El sonido de una grabación
El propósito de este paso es corregir asuntos relacionados con el balance correcto de la mezcla y enfatizar características sónicas particulares, partiendo de una buena mezcla (usualmente en un archivo estéreo), y dándole toques y ajustes finales. El proceso puede entrañar el ajuste de niveles y un «edulcorante» general de la mezcla. Se podría ver como la diferencia entre una mezcla de buen sonido y un máster acabado de sonido profesional.
Entre otros ajustes, se suele utilizar ecualización de gran amplitud espectral y procesos expertos para controlar la dinámica, como compresión y limitación. En la industria del replicado de vinilo y CD, a menudo se conoce a estas acciones como «pre-mastering«, aunque en aras de la simplicidad lo llamamos mastering a secas.
Consistencia a lo largo de un álbum
Es necesario considerar la forma en que los cortes individuales de un álbum o producción completa (pistas, temas, canciones) sonarán y se relacionarán entre sí cuando sean reproducidos en secuencia. ¿Se percibe un sonido consistente? ¿Se alcanzan los mismos niveles en un término medio? Y lo más importante, ¿mantiene la colección un «carácter» en común durante la reproducción, incluso sin que el oyente tenga que ajustar el volumen?
Generalmente, la base de este proceso se define en el paso previo, junto a la evaluación adicional de cómo las pistas individuales suenan en secuencia y en su interrelación -y esto no implica que eches mano de un preset y lo emplees sobre las pistas o temas, de modo que así pretendas lograr un sonido consistente. Más bien, la meta es «reconciliar» las diferencias entre las pistas al tiempo que se mantiene (o incluso enriquece) el carácter de cada una de ellas, lo cual suele implicar la definición de ajustes diferentes para cada pista o tema.
Una meta del mastering es «reconciliar» las diferencias entre las pistas de una producción, al tiempo que se mantiene (o incluso enriquece) el carácter de cada una de ellas…
Preparación para la distribución
El paso final envuelve usualmente la preparación del tema o conjunto secuencial de temas para su descarga o duplicación/ replicado en un soporte físico. Este paso varía en función del formato elegido para la difusión. En el caso del viejo CD, esto implica la conversión de los archivos de audio según define el estándar Red Book (resolución de 16bit y frecuencia de muestreo de 44.100Hz) a través de procesos de resampling y/o dithering, así como el ajuste de los índices de temas, espacios entre las pistas (si se desean), códigos PQ, y otros marcadores y metadatos específicos del soporte CD.
Para la distribución a través de Internet, quizá sea necesario ajustar niveles como paso previo a la conversión hacia los formatos AAC, MP3 u otros archivos de alta resolución, así como incluir los metadatos que se requiera o desee.
La historia del mastering
Las formas más primitivas de la tecnología general de grabación no requerían los procesos de grabación, mezcla y mastering que hoy conocemos y realizamos como disciplinas individualizadas. En su lugar, la grabación se cortaba directamente sobre un disco de cera a través de una aguja especial que estaba conectada a un diafragma, el cual a su vez era solidario a un cuerno acústico que captaba el sonido. Esos discos de cera eran empleados para hacer estampadores, y éstos se empleaban después para imprimir discos de 78RPM sobre esmalte de composite.
La presentación de las grabaciones de vinilo Long Play (LP) de 33½RPM en 1948 y las de 45RPM en 1949, contribuyeron a un cambio en el proceso de grabación a lo largo del tiempo. Las grabaciones empezaron a realizarse sobre cinta y los ingenieros tuvieron que empezar a preparar discos máster a partir de esas grabaciones en cinta. A la hora de cortar esos discos máster, aquellos ingenieros tenían que vigilar los picos transitorios extremos que estaban presentes en las grabaciones de cinta, reduciéndolos de una forma conveniente. La energía de dichos picos era potencialmente capaz de quemar la cabeza de corte sobre el disco, o causar que la aguja saltase del surco durante la reproducción de un disco acabado.
Con el fin de realizar la detección y reducción de esos picos, los ingenieros empezaron a usar herramientas de procesamiento dinámico como limitadores y compresores. El momento de su introducción supuso la primera vez que dichos ajustes sonoros tuvieron un impacto posterior en el audio tras las fases de grabación y mezcla. La necesidad de monitorizar el alcance de esas herramientas y realizar ajustes para una experiencia óptima de la reproducción puede ser considerada como una forma primigenia del mastering.
Incluso en nuestros días, el mastering sigue siendo una combinación de procesos tanto prácticos como estéticos…
La presentación de la curva estandarizada RIAA significó que la ecualización (EQ) formó parte de la discusión sobre el mastering. Diseñada en principio para permitir que las grabaciones fuesen cortadas con surcos más estrechos y ajustados (ofreciendo, por consiguiente, un tiempo ampliado de reproducción), esta curva imponía el efecto lateral de incrementar los picos de transitorios en alta frecuencia debido a la curva aplicada de pre-énfasis. Al mismo tiempo, el de-énfasis necesario antes de la reproducción podía realzar la energía de baja frecuencia y hacer que la aguja saltase del surco de vinilo, literalmente.
De una forma paulatina y vital, la necesidad de esas herramientas que garantizaban una experiencia positiva en el consumo de la música, implicó un alto grado de reconocimiento para aquellos que sabían cómo utilizarlas. Algunos ingenieros -Doug Sax, Bob Ludwig, Bob Katz y Bernie Grundman, entre los más notables, junto a muchos otros- empezaron a especializarse no sólo en los aspectos prácticos de esas herramientas, sino en formas creativas de emplearlas para llevar aún más lejos la experiencia de escucha.
El arte del mastering había nacido en dicho contexto, y hasta nuestros días, el mastering sigue siendo una combinación de procesos tanto prácticos como estéticos. Si bien no es posible exponer una forma «correcta» de masterizar, podemos leer acerca de un buen número de prácticas recomendadas que los ingenieros de mastering tienen muy en cuenta en su trabajo -muchas de éstas se resumen en Mastering With Ozone, una excelente guía gratuita de iZotope en PDF que sólo está disponible en inglés.
A modo de ejemplos sobre las mejoras que es capaz de aportar una buena labor de mastering, te dejamos con las versiones pre-máster y ya masterizadas de dos temas musicales. Impresionante.