Los micrófonos de contacto son un misterio para la mayoría de productores porque no suelen utilizarse en el proceso de grabación. Sin embargo, si le preguntas a cualquier miembro de la sección de cuerdas de una orquesta, es probable que abra la «funda de metralleta» de su instrumento y te muestre un pequeño artilugio redondo de plástico (un micrófono de contacto, por si no lo habías pillado) del que saldrá un cable hasta su afinador. Para comprender su utilidad, echemos un vistazo al comportamiento de estos dispositivos.
Los micrófonos de contacto, «especialistas» en vibraciones de sólidos
Aunque están disponibles en varias formas y tamaños diferentes, todos los micrófonos de contacto están diseñados para captar las vibraciones de superficies sólidas –no del aire, como los micros normales– y convertirlas en sonidos audibles. Ese diseño sirve para dos cosas. Primero, elimina cualquier ruido de fondo, y segundo, ofrece una captación muy sensible. En realidad, el aire es un pésimo transmisor del sonido –los sonidos están generados por vibraciones, y las sustancias más densas transmiten esas vibraciones mucho mejor (pega la oreja a tu bañera, da un par de toques con la uña en su interior y comprobarás lo fuerte que suena)–.
Usando micrófonos de contacto, una de espías y otra de grabar insectos
Los micrófonos de contacto tienen cuatro usos principales, todos ellos basados en las dos ventajas que acabamos de mencionar. Lo interesante es que los dos empleos más comunes no se relacionan con la música. El primero tiene que ver con el mundo del espionaje, donde se usan micrófonos de contacto para que gente sin escrúpulos escuche conversaciones ajenas a través de paredes y ventanas. Además, se emplean mucho estos micros para captar esos curiosos sonidos de insectos que oyes en los documentales de naturaleza –el latido del corazón de un caracol, o de una mosca frotando sus patas, por ejemplo.
En cuanto a las utilidades musicales, la primera es la afinación de instrumentos acústicos. Imagina que estás rodeado por una orquesta completa, y todos los músicos se dedican a afinar sus instrumentos a la vez –es muy probable que el micro de tu afinador digital no sólo capte el sonido de tu instrumento, sino de todos los circundantes. Si pegas un micrófono de contacto a tu instrumento y lo conectas a la entada del afinador, éste captará el sonido aislado de tu instrumento y la afinación será mucho más precisa.
Creatividad para lograr sonidos increíbles
La segunda aplicación musical es mucho más divertida, aunque no es demasiado conocida. ¿Alguna vez has puesto una regla de plástico sobre una mesa, con una mitad dentro y otra mitad fuera, has tirado y soltado del extremo para escuchar ese encantador «TWA-YA-YA-YA-YA-YANG»? Seguro que sí. Bien, pues imagina que pegas un micrófono de contacto a la mesa y capturas ese sonido en toda su gloria. Esta técnica se aplica para capturar multitud de sonidos distintos, como demuestran algunos de los artistas «ruidistas» más excéntricos –caracterizados por un notable fetichismo a la hora de elegir los objetos que hacen «TWA-YA-YA-YA-YA-YANG». Escucha algunos de estos sonidos on-line en Freesound.org
Si esta pequeña disertación ha conseguido abrir tu apetito y te apetece grabar el sonido de algunos cuerpos sólidos, necesitarás micrófonos de contacto. Si necesitas el micro para afinar tu instrumento, hay un modelo de Korg diseñado en concreto para esto (Korg CM-200), así como todo tipo de kits «hazlo-tú-mismo» disponibles en Internet. También podrías acercarte a una tienda de «espías» y comprar uno de esos indiscretos dispositivos…