El fabricante británico Novation lanzó el modelo original de Bass Station hace más de 20 años. Aquél pequeño monosinte, basado en la caja de lo que en principio sólo era el teclado controlador MM10 para el secuenciador Yamaha QY-10, se hizo enormemente popular.
En 1992, el panorama de la tecnología musical era muy diferente: todos los secuenciadores en liza no existían, muy poca gente entendía los conceptos “instrumento software” o “softsinte”, y la clave de nuestra historia, las tiendas de alta tecnología estaban repletas de los “revolucionarios” sintes S+S (sampling más síntesis) que gobernaban entonces. Éstos generaban tonos masivos polifónicos a partir de breves muestras digitales tomadas de sintes clásicos y otros instrumentos tradicionales.
Justo en este escenario, Novation lanzó su monosinte analógico Bass Station, aunque su nombre parecía sugerir que era un sinte exclusivo de bajo. Años después, el fenómeno de la bassline Roland TB-303 demostró que los nombres incorrectos podían ser buenos, y seguro que por eso, Bass Station vendió miles de unidades.
Hasta cierto punto, también ayudó el apetito creciente por lo analógico en un mercado infecto de pantallas LCD con menúes y parámetros escondidos. Y por descontado, que aparte de Waldorf con sus híbridos analógico-digitales, ninguna otra marca se acordó de los sintes analógicos.
Hoy, la fiebre analógica de bajo coste está sin control, y frente a los alucinantes sintes de Arturia, Dave Smith Instruments, Korg y Moog, resulta muy interesante poner las manos encima del nuevo Novation Bass Station II para ver qué argumentos analógicos ofrece en este mercado tan caliente…
El bajo en su justo lugar
Novation ya no es aquella pequeña compañía de sintes de los primeros años 90. Bajo el paraguas de su poderosa matriz Focusrite, ha diseñado Bass Station II para convertirlo en un digno sucesor de su insigne antepasado. La pinta nos retrotrae al modelo original, con sus azules y negros característicos, aunque el panel exclusivo con rotatorios y conmutadores de 1993, ahora ofrece cabida para controles más cómodos, con algunos deslizadores junto al resto de elementos tomados del original.
Los tiempos han cambiado para bien, y ahora encontramos un puerto USB, además de los obligados MIDI In y Out DIN5. La entrada de audio externo sobre jack TRS sigue estando en su sitio, junto a una entrada para conectar un pedal de sostenido.
El control de la frecuencia de corte del filtro está ubicado de forma práctica en la parte superior derecha, para un acceso directo a la edición sonora más inmediata, y destaca entre el resto de controles por un capuchón generoso que mejora su manejo mientras tocas. Es justo aclarar que este sinte ofrece un aspecto similar al clásico Bass Station, pero su dotación se asemeja más a la del módulo SuperBassStation de 1998, e incluso mejora sus prestaciones.
En cuanto a la síntesis, encontramos dos Osciladores analógicos principales Controlados Digitalmente (DCO), que generan cuatro formas de onda más ruido. Y como no podía ser de otro modo, haciendo gala del pasado, hay un tercer generador en forma de sub-oscilador. Éste sigue al oscilador 1, con una diferencia tonal de una o dos octavas, y defines su forma de onda entre cuadrada, senoidal o de anchura estrecha de pulso.
Una rutina de programación típica en Bass Station II consiste en elegir el número de oscilador ‘1’ o ‘2’ desde un selector, para después ajustar su forma de onda (‘Waveform’), los ajustes de tono general y compensado (‘Coarse’, ‘Fine’), la profundidad de la envolvente de modulación (‘Modulation Envelope Depth’), el alcance de modulación desde el LFO1 y el ancho de pulso, el cual a su vez se controla desde la envolvente de modulación o por medio del LFO2.
La sección de mezclador, ubicada a la derecha, te permite fijar los niveles de los osciladores y el sub, mientras que un knob adicional fija la mezcla de una fuente externa, la modulación en anillo o el generador de ruido que eliges desde un selector.
Por su parte, la sección de filtrado ha recibido cambios notables frente al modelo Bass Station original. Se provee una opción ‘Classic’ que evoca el filtro de 1993, responsable de su sonido áspero, grueso y demoledor. Su única respuesta original paso-bajo ha sido ampliada con modos paso-alto y paso-banda, todos ellos disponibles con caídas de 12 y 24dB. Bass Station II cuenta incluso con una nueva modalidad de filtrado ‘Acid’ basada en escalera de diodos (diode-ladder), la cual, como te estás imaginando, está especializada en la obtención de gruñidos resonantes de tipo TB-303.
Modulación y efectos a tu disposición
Debajo de estos módulos que dan forma a los sonidos, figura el panel inferior para el control de la modulación. Dispones de dos LFO con formas variables de onda (triangular, sierra, cuadrada y muestreo más retención), controles de velocidad y retardo, más dos envolventes ‘Amp’ y ‘Modulation’ que comparten los deslizadores ADSR y que eliges de forma independiente o conjunta mediante un selector.
La sección que nos resta, la de efectos, es muy sencilla: tan sólo incluye dos controles, uno para la distorsión que actúa tras el filtro, más otro marcado como ‘Oscillator Filter Mod’, que es un efecto FM originado desde el oscilador 2 modulando la frecuencia de corte del filtro. Si esperabas encontrarte procesamientos tradicionales como reverb, delay, flanger o chorus, quizá estés ahora algo decepcionado; no obstante, esos dos únicos controles de efectos hacen bien su trabajo y tienen un enorme impacto sobre el sonido de Bass Station II. De hecho, Novation pone todo su énfasis en anunciarnos que estos dos procesamientos son “totalmente analógicos”.
En lo que toca a los recursos de interpretación, encontramos a la izquierda la definición de portamento con tiempo variable de glide, más las opciones de arpegiador con 32 patrones y secuenciador analógico por pasos de cuatro líneas. El teclado, con una longitud de dos octavas y sensibilidad a la velocidad y a la postpulsación (asignable a varios destinos), está flanqueado por las habituales ruedas de inflexión tonal y modulación con un inspirador azul en su interior.
Todo esto conforma un sinte realmente poderoso, aunque es posible ir aún más lejos usando los botones de función, a los que accedes pulsando el botón ‘Function’ (obvio, ¿no?) en combinación con determinadas teclas del teclado.
Esta forma de selección nos recuerda un poco a los tiempos Casiotone, pero en cualquier caso, provee acceso a varios parámetros adicionales de áreas específicas, tanto de síntesis, como de interpretación u operación más general. Si bien no deja de suponer un modo poco flexible de acceso a ciertas funciones que podrían ser de uso vital, con algún tiempo de práctica se gana en soltura para su manejo. Lo que no logramos imaginar es la forma que tendría Novation de implementar el acceso a estas funciones si, finalmente y al igual que en el pasado, lanzase una versión actualizada en rack de Bass Station II.
El veredicto se basa en el sonido
Más allá de la vista y el tacto, nosotros solemos usar nuestro oído. Así que ¿cómo se porta Bass Station II en el crucial tribunal del sonido analógico? En primer lugar, la programación de este sinte es muy directa y placentera, y por descontado, no se queda sólo en los patches de bajo como también sugerían los nombres de sus antepasados. La máquina llega de fábrica con una cuidada selección de 64 presets, y el usuario dispone de 64 memorias para almacenar programaciones de su cosecha.
Bass Station II es un sintetizador completo, con dos flexibles osciladores provistos de PWM, interesantes capacidades de modulación, dos LFO, sincro de osciladores y un filtro multimodo muy bien dotado. Con los géneros musicales que reinan en estos tiempos, tan apoyados sobre los sonidos filtrados de bajo, Bass Station II cosechará una miríada de seguidores. Pero además es capaz de lidiar con mucho estilo frente a otros tipos de sonidos monofónicos, añadiéndoles carácter, garra y una gran pegada de graves por cortesía de su conveniente sub-oscilador.
Añade a todo ello la provisión de capacidades avanzadas para la interpretación, más un secuenciador programable por pasos, basado en patrones y con memorias, que brinda una mayor riqueza interpretativa e inspiracional sobre el típico arpegiador, y por supuesto, un precio realmente ajustado…
Sobre todo ello comprenderás que Bass Station II no sólo realiza un gran homenaje a su pasado, sino que viene bien equipado para escupir un torrente de poderosos sonidos que marcará el futuro de muchos creadores musicales.
Sitio web: ZentralMedia, con información en Español
Precio: 465€