Alcanzaron su plenitud hace más de 30 años, y siempre fueron alabados como instrumentos de directo y herramientas geniales de estudio. Pero, ¿qué ofrecen a los músicos actuales?
ESOS DESCONCERTANTES E hipnóticos dispositivos con hileras de knobs y bancos de luces parpadeantes, parecen algo pintorescos en esta era dominada por secuenciadores software que “lo hacen todo”. A primera vista, no puedes dejar de pensar en el jaleo que conllevan. Quizá sirvan como anécdota, aunque poco más podrán hacer para llamar la atención del público. Sin embargo, una trompeta sólo tiene tres válvulas ¡y Miles Davis era capaz de cautivar a una multitud con ella!
Piensa en el ambiente que alumbró a este invento musical. Los primeros músicos electrónicos solían grabar sonidos a cinta y luego las recortaban en notas aisladas, que combinaban formando pasajes musicales. Muchas horas y algunos dedos cortados más tarde, igual conseguían un par de compases. Por tanto, no te sorprenderá que un dispositivo que encadenase hasta ocho “eventos” fuera algo revolucionario. Los afortunados podían tener dos o tres de estas maravillas de ocho pasos en su sistema.
La combinación de sus limitadas funciones en manos de músicos creativos muy motivados alumbró ideas básicas para el diseño y las aplicaciones del secuenciador. Las primeras técnicas forzaban al límite estos equipos creando ilusiones de amplios paisajes musicales. El resultado era una extraña simbiosis entre músico y máquina, donde el intérprete se convertía en parte de la maquinaria de secuencias, conmutando aquí y allá en puntos determinados para obtener un resultado musical. El secuenciador analógico se convirtió tanto en un instrumento de interpretación como en una herramienta de composición.
Y grupos como Tangerine Dream fascinaron y emocionaron a estadios repletos de seguidores… ¡con actuaciones programadas durante varias semanas en secuenciadores analógicos!
En general, la producción actual de música electrónica ignora los secuenciadores analógicos. Aunque llegaron los secuenciadores por pasos y las “matrices” de baterías, se dejaron a un lado las funciones esenciales. Por desgracia, ¡muy pocos músicos siquiera conocen o echan de menos esos elementos críticos! Y qué mejor momento que el actual para explorar el arte de las secuencias analógicas, gracias a la amplia disponibilidad de modelos virtuales de estos legendarios sistemas. Además, ¡ocupan mucho menos que los armarios que tocaban nuestros “abuelos”!
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Publicado originalmente en Future Music 107