El silencio no será ensordecedor, pero es algo que literalmente escuchamos, concluyó un equipo de filósofos y psicólogos en un estudio reciente de la Universidad Johns Hopkins…
Tantas veces hemos escuchado en boca de productores y músicos famosos que el silencio importa tanto como la propia música; pero lo que no esperábamos era una constatación con rigor científico sobre el asunto.
De hecho, un estudio de expertos de la Universidad Johns Hopkins publicado recientemente en Proceedings Of The National Academy Of Sciences (EUA) bajo el título The Perception Of Silence, presenta curiosos hallazgos que abordan el debate de si somos capaces de escuchar más que sonidos, un asunto que ha intrigado a los filósofos durante siglos.
¿Los sonidos son los únicos objetos de la experiencia auditiva?
Este debate siempre enfrentó a pensadores en dos campos: Los del punto de vista perceptivo (si literalmente escuchamos el silencio), y los del planteamiento cognitivo –si sólo juzgamos o inferimos el silencio. Y para añadir luz, el equipo de científicos empleó ilusiones auditivas con las que pretendían revelar cómo los momentos de silencio distorsionan nuestra percepción del tiempo.
«Normalmente pensamos que nuestro sentido del oído está relacionado con los sonidos. Pero el silencio, sea lo que sea, no es un sonido, es la ausencia del mismo», asegura el autor principal Rui Zhe Goh; «y para nuestra sorpresa, lo que sugiere esta investigación es que la nada es también algo que es posible oír«
El estudio está basado en siete experimentos que introdujeron tres «ilusiones de silencio» sobre un grupo de 1.000 oyentes. Los sujetos estuvieron inmersos en un ruido ambiental interrumpido por silencios estructuralmente idénticos a los sonidos de las ilusiones originales. Y en todos los casos, los silencios provocaron distorsiones temporales perfectamente asimilables a sus contrapartidas basadas en sonido.
La conclusión del equipo es que el procesamiento auditivo de nuestro cerebro trata los momentos de silencio de la misma forma que trata los sonidos. Y así las cosas, el silencio es percibido de verdad, no meramente inferido.
¿Será al final que el silencio realmente no existe?
Más allá de las evidencias experimental y científica, este asunto tiene importantes compromisos con la creatividad a la hora de hacer música. Y por descontado, hay una vertiente puramente metafísica y filosófica, enraizada con ese debate mantenido durante siglos entre percepción y conocimiento.
Vienen a nuestra memoria las experiencias que, hace años, compartía con nosotros Roque Molina, hoy Responsable de Comunicación de Tiendas UME. Su estancia en una cámara anecoica le llevó a escuchar su propio cuerpo, su funcionamiento interior al nivel de vísceras. Y esto no es más que otra constatación de que el silencio realmente no existe, ya que siempre tendrás algo que escuchar.
O dicho de otro modo, jugando con una famosa frase del márketing de la Gran Pantalla: «En el Espacio nadie puede escuchar tus gritos», dijeron con Alien: Pero tú sí podrías escucharte desde tu interior como emisor de los mismos, vaya.