Vigila algunos aspectos fundamentales de producción con el fin de evitar clásicos errores de mezcla que más tarde complicarán las acciones de masterización sobre tu música…
La mayoría de músicos de grabación, ingenieros de mezcla y productores, sabe bien lo que un buen mastering puede hacer por las mezclas. La masterización es una forma de arte en sí misma, y lo mejor es ponerla en manos de un especialista cuando lo que se persiguen son resultados de alta calidad -casi siempre para propósitos comerciales.
Pero incluso los ingenieros de mastering con más experiencia tienen un límite, y éste depende en gran medida del material original al que se enfrentan. Con esto en mente, echemos un vistazo a los errores de mezcla comunes que los productores cometen durante la preparación de temas musicales que, más tarde, pretenden trasladar al mastering.
Exceso de graves
1Una cantidad desmesurada de contenido en la gama baja de frecuencias es probablemente uno de los problemas más comunes que se detecta en los proyectos de pequeños estudios. Por lo general, suele estar relacionado con el entorno donde se ha llevado a cabo la mezcla: casi siempre se trata de estudios caseros o salas con carencias en cuanto a tratamiento acústico, y plagados de superficies reflectantes y enfrentadas que potencian los graves. El resultado es una respuesta desigual en el espectro de baja frecuencia, donde unas notas se exageran y otras quedan ocultas y casi inaudibles. Todo se traduce en una pobre y mal acabada gama de graves en la mezcla.
Agudos terribles
2Al otro extremo del espectro, las frecuencias agudas también ocasionan sus propios problemas. Aunque más fáciles de detectar en tu entorno de trabajo, los agudos pueden escucharse de una manera diferente durante la fase de masterización.
En la mayoría de mezclas se perseguirá la obtención de «brillo» o un acabado pulimentado de masterización. Al aplicar esta buena práctica, la sibilancia se transforma en uno de los principales problemas.
Hazte un gran favor y utiliza un de-esser para tus pistas vocales, tal vez también un poco en los platos de batería, incluso aunque no percibas inicialmente esto como un problema. Tu técnico o ingeniero de masterización, o quizá tú mismo, lo agradeceréis más tarde. En último término, el mejor consejo es utilizar la ecualización con prudencia y moderación.
Margen dinámico sin variaciones
3Este es quizá uno de los temas más discutidos en conversaciones sobre mezcla de música moderna. Durante la última década, más o menos, la radiodifusión ha fomentado una batalla por llamar la atención del oyente, que ha acabado conociéndose como la Guerra del volumen (o Loudness War) -la idea de esta percepción es que, cuanto más fuerte suene un tema, mejor atrapará al oyente.
Esta mentalidad comenzó en el mundo de la Publicidad para Radio y TV -un anuncio que suena más alto, llama más la atención. Después de todo, es una consecuencia directa de la mejora en la tecnología de compresores dinámicos, que también permite crear mezclas para Radio, donde todo suena alto, con pegada y directo a tu cara.
El problema con la pegada aparente de volumen en tus producciones es que implica la compresión del margen dinámico de tus mezclas. El margen dinámico se define como la diferencia entre los niveles más fuertes y más silenciosos de tu mezcla. Lo ideal es que los temas que hayas acabado y pretendas masterizar, «piquen» en unos -3dB durante los pasajes más intensos, mientras que el resto del programa se mueva entre -6 y -8dB. Esto resultaría en diferencias momentáneas de unos 3 a 5dB en el margen dinámico.
El gran peligro que entraña comprimir el margen dinámico -o normalizar el nivel relativo del tema completo-, es que dejarás sin ningún recurso a quien se encargue del mastering. Un buen ingeniero de masterización se sirve de un empleo meticuloso de la compresión multibanda -para imprimir pegada y presencia a los graves, y/o claridad y brillo a los agudos. Y todo ello haciendo un hábil uso de diferentes algoritmos de compresión para las diferentes bandas del espectro de frecuencias.
Las capas de limitación dinámica -comprimiendo voces, bajo, caja y demás, de una forma individualizada- preparan un camino fácil hacia un pulimento final detallado…
Muchos productores inexpertos aplican plugins compresores de masterización a su música, empleando preconfiguraciones que les brindan de inmediato una gama de agudos brillante y agresiva, y un realce en graves –con el coste de sumir todo en un fango de frecuencias. Así las cosas, la potencialidad del mastering se queda en nada, porque no hay elementos sobre los que enfatizar o restar importancia.
No son pocas las veces que un cliente quiere un máster que suene lo más alto posible, pero hizo poco o nada por controlar previamente el rango dinámico de sus mezclas. Nos gusta la analogía de dar un acabado increíble de pintura a tu coche; pero exigir que un ingeniero de mastering haga todo el trabajo con una sola capa de pintura, no es lo más inteligente. Cuando se diseñan capas en el proceso de limitación dinámica -comprimiendo voces, bajo, caja y demás, de una forma individualizada- se prepara un camino fácil hacia un mejor y más detallado pulimento de la producción final.
En contrapunto, evita un exceso de compresión sobre pistas individuales por las mismas razones. A menudo, un técnico de mastering obtendrá un tema que suene dentro del margen dinámico, pero con una pista vocal que fue normalizada al borde de la distorsión. Una vez más, quedará poco espacio libre o headroom para masterizar y realizar cualquier sutileza o matiz sobre esa sección vocal.
Falta de panorama
4Es importante que imprimas una sensación de espacio a tu mezcla, equilibrando los diferentes elementos de un modo armonioso, y con la amplitud que permite el sistema estéreo. Con demasiada frecuencia, se tiende a panoramizar todo al centro o sin buscar los extremos, creando por consiguiente un sonido confuso, desorientado y carente de definición. Mientras que típicamente ciertos elementos han de sonar centrados -bombo, caja, voces y bajo, por ejemplo-, la panoramización es un gran modo de aportar personalidad a partes de guitarra, voces de apoyo y otros elementos de una mezcla.
Siempre es bueno desplazar algunos elementos de la mezcla un poco hacia un lado. Cuando tienes una mezcla de guitarras, metales, coros, si mantienes el centro de la mezcla menos cargado, mantendrás abierta la opción para que toda esa producción tan «molona» en la que has trabajado acabe sonando con más claridad. De ese modo, incluso necesitarás menos ecualización y efectos para realzar elementos de tu mezcla.
Problemas de fase
5Dado que la mayoría de DAW ofrece pistas ilimitadas, la tentación de grabar todo en estéreo es fuerte -después de todo, una guitarra acústica bien grabada en estéreo da profundidad y carácter a un tema. Pero ten cuidado y comprueba la compatibilidad mono de tus mezclas para evitar cancelaciones de fase, relacionados quizá con micrófonos mal colocados. Pon las pistas estéreo en solo, y serás capaz de escuchar si ciertas frecuencias desaparecen cuando los dos canales se suman a mono.
No sólo los instrumentos grabados en estéreo con micrófonos son víctimas de las cancelaciones de fase. A menudo puedes acabar con un tema que tenga elementos sonando en un ultra-amplio campo estéreo, y que logran ese efecto de «fuera de los altavoces» metiendo un canal fuera de fase. Simplemente, aprieta el botón mono y escucharás cómo ese alucinante teclado, colchón de cuerdas, fondo vocal, o lo que sea, desaparecen por completo. Incluso si la idea de la escucha en mono nunca estuvo en tu cabeza (¿cómo, en plan radio AM?), ¡haciendo esto verás que tus panoramas no son lo que pensabas!
Este mismo principio se aplica también a las reverberaciones. Es muy común comprobar que una exuberante reverb hall que colocaste en la parte de voces, simplemente desaparece en mono.
Planos rígidos de voz
6Es difícil ser objetivo acerca de la ubicación del plano de voz en una mezcla, sobre todo si es tu propia canción. Después de todo, tú conoces la letra, y es fácil olvidar que el resto de gente, no. Tan sólo recuerda que, en la mayoría de casos, un tema puede sonar igual de “correcto” si la voz suena un poco más hacia adelante o atrás de la música.
Muchos profesionales mezclan dos o tres versiones alternativas de un mismo tema, con la voz principal más presente, otra más desplazada hacia el fondo, y quizá otra centrada. Si lo preparas de ese modo, ofrecerás todo un lujo de elección que muchos ingenieros y técnicos de masterización recibirán con una enorme gratitud. Y si no sabes de lo que hablamos, lee nuestras técnicas para crear planos en los diferentes elementos de una mezcla usando delay, reverb y EQ.
Stems con pistas desalineadas
7Esto es una obviedad. Cuando envíes stems -grupos separados de pistas afines, como batería, bajo, guitarras, coros- para que alguien haga el mastering, asegúrate de que todos comiencen al mismo tiempo. Es un error habitual: si la voz principal no surge hasta el tiempo 00:30, por ejemplo, su stem debe incluir 30 segundos de silencio por delante.
Desconocimiento de tu entorno de escucha
8Siempre nos gusta empezar nuestro proceso de mezcla escuchando discos que conocemos y amamos -mejor si son del género en el que trabajaremos-, sentados en el mismo lugar donde mezclaremos, y a través del mismo equipo. De ese modo, resulta más fácil comparar «manzanas con manzanas». Es importante saber cómo el entorno en el que trabajamos influye sobre nuestra escucha, antes de tomar cualquier decisión.
Como puedes imaginarte, hay un sinfín de otros obstáculos que pueden hacerte tropezar durante tu mezcla y convertir cualquier trabajo posterior de masterización en una odisea -sin duda, muchos más de los que podemos enumerar en este post.
Como siempre, la recomendación final es que utilices tu oído, escuches con atención, y aprendas las reglas antes de plantearte cómo romperlas. Si todo lo demás falla, mantén los errores potenciales en mente, y estarás en el buen camino hacia unos mejores resultados.
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