Si bien el prefijo ‘TR’ volvería a repetirse en otras seis cajas de ritmos en los siete años siguientes a 1980, sólo un modelo llegaría a parecerse en algo a Roland TR808…
La unidad TR-606 Drumatix, lanzada el año 1986 junto al sintetizador de bajo TB-303 Bassline, fue diseñada como una opción más barata ante la grandiosidad de Roland TR808. Con sólo siete sonidos de batería y sin más ajustes que sus controles individuales para nivel, TR-606 nunca fue una rival directa para TR-808 –pero es la única caja de ritmos que ofrecía un motor de sonido cien por cien analógico y un secuenciador por pasos.
Otros dos modelos Roland de la misma época suponen un enfoque interesante sobre conceptos similares. Boss HC-2 Hand Clapper y PC-2 Percussion Synthesizer (ambos del año 1984) eran unidades básicas del tamaño de un pedal para guitarra. Cada unidad dispone de un pad sensible en el panel frontal que, cuando lo pulsas, dispara el circuito interno y origina un sonido de batería o percusión.
Digamos que, en esencia, HC-2 es un circuito de palmada de Roland TR808 con un efecto ajustable (aunque muy básico) de “reverberación”. PC-2, por otro lado, era un sintetizador muy flexible para sonidos de batería, capaz de crear desde resonantes bombos a zumbidos disco si es que acaso llegabas a apañártelas ante sus controles, algo confusos.
Lo cierto es que puedes disparar cada unidad con una entrada externa y eso les hace de fácil integración con otras cajas de ritmos diferentes a Roland TR808. Un modelo HC-2 de segunda mano puede estar en torno a los 100€, y la unidad PC-2 sobre los 150€. Pero ambos son modelos poco valorados, aunque proporcionan un modo asequible de añadir esa magia analógica de Roland a tu estudio. Eso sí, no tuvieron un gran recorrido en España, así que nos es fácil localizar unidades.