Tus temas suenan muy bien en tu propio estudio, pero andan flojos cuando los escuchas en otra sala, quizá la de un amigo? ¿Te quedaste horrorizado al oír tenue y nasal en un club aquella que era tu contundente producción cuando sonaba al principio en tu entorno de creación?
Tranquilo, conocemos bien toda esta problemática. De hecho, ¡hasta sabemos de casos similares en los que ni siquiera se percibía bien el bombo! Y cuando, de nuevas, se altera el nivel del bombo en el estudio, la mezcla suena atronadora en cualquier otro sistema. Todos ellos son casos bastante habituales a los que solemos referirnos como «problemas de traducción de la mezcla».
La «enfermedad» que nos disponemos a combatir: tu producción sólo suena bien en tu estudio, pero NO cuando la reproduces en cualquier otro lugar…
Algunas técnicas para mejorar la «traducción» de tus mezclas
1. Una de las causas principales del problema radica en la monitorización de tu estudio, y eso incluye tanto a los altavoces como a la acústica de tu sala. Las particularidades de tu sala (muebles, forma, dimensiones y posición de tus monitores) acentuarán y atenuarán diferentes frecuencias de la banda pasante (el espectro audible, entre 20 y 20kHz). Así las cosas, las salas pequeñas y sobre todo las que se aproximan a un cubo en sus dimensiones, típicas en los estudios caseros, suelen ocasionar problemas de audición con las frecuencias más graves del bombo y el bajo.
En consecuencia, se percibe un realce de ciertas frecuencias que lleva a atenuarlas en la mezcla, ocasionando un sonido erróneo y dependiente de tu propio espacio de escucha. Por tanto, lo primero que debes hacer para solventar esta situación es invertir tiempo, esfuerzo y algo de dinero en mejorar tu acústica en lo tocante a la monitorización. No conseguirás dejarla perfecta, pero sí más predecible, lo cual contribuirá a mejorar bastante las cosas.
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2. A continuación, tienes que aprender a detectar la coloración que tu sala impone a tus mezclas, y a conocer de antemano cómo sonarán esas mezclas en distintos entornos de escucha. La mejor forma consiste en preparar una mezcla y escucharla en diferentes salas y sistemas de sonido, en el mayor número que te sea posible. Si repites esa operación un buen número de veces, empezarás a reconocer la respuesta de tus mezclas en distintos entornos de escucha, lo cual te permitirá anticipar su sonido y compensarás las diferencias previstas. Incluso una serie de audiciones en diferentes habitaciones de tu casa, ya es un buen principio.
3. Fíjate en cómo suenan tus temas favoritos cuando los reproduces en tu estudio –esto también te ayudará a aprender más deprisa, al tiempo que te vendrá de maravilla para lograr un sonido más pulido. No te preocupes si percibes demasiados graves, o los agudos te suenan enlatados; no, en lugar de eso, intenta que tus mezclas suenen igual. Y también nos parece muy importante que te fijes en las diferencias entre géneros musicales, si es que tu creación es más abierta en ese sentido y te «mueves» creativamente por diferentes escenas.
Lo más probable es que, casi siempre, esos temas que te fijes como tendencia, ejemplos o preferencia, estén mezclados y masterizados por grandes profesionales, de tal forma que deberían sonar bien en cualquier sistema -así que intenta imitar esas características en tus mezclas.
Estos métodos no son infalibles, pero te ayudarán sobremanera a «traducir» mejor tus mezclas en otros sistemas. Como siempre, déjanos algún comentario con ideas y técnicas de tu propio trabajo. ¡Gracias!