La música electrónica presenta el uso de una diversidad de instrumentos musicales electrónicos y tecnología variada para su composición, generación, producción e interpretación. Y mantiene una absoluta diferenciación conceptual frente al sonido basado en medios electromecánicos, aunque también puede ubicar el sonido de éstos mediante captura digital, o el muestreo (sampling).
Algunos ejemplos notables de medios e instrumentos para generar música electrónica incluyen sintetizadores, cajas de ritmos, secuenciadores, ordenadores con software especializado (DAW o instrumentos virtuales), además de procesadores de todo tipo, tanto de electrónica digital como analógica.
Habitual en un primer momento en laboratorios de investigación o como actividad especializada en escenas de élite, la música electrónica tornó hacia el pop desde finales de los años 60 del siglo pasado. Y fue la propia disponibilidad de instrumentos electrónicos asequibles el factor que contribuyó a su auge, popularidad y adopción masiva, con intromisiones en cualquier otro tipo de música.
El papel musical del ordenador y la tremenda oferta de tecnología musical barata para las masas, han logrado que la música electrónica sea una forma social de expresión, como evidencia la escena musical dance. Aunque no por ello, da la espalda a otras formas avanzadas de arte experimental.