La técnica de double tracking es otro procedimiento estandarizado, que añade a tu música un grosor similar al de un chorus. Lo llevarás a cabo de distintas formas: echa mano de un procesador dedicado o mediante software (los multiefectos de Eventide y el paquete Antares Avox representan sendas alternativas)…
En realidad, todo se reduce a la aplicación de modulaciones sobre un delay relativamente corto. Si es tan breve que apenas se aprecia, emularás un flanger básico. Y si te pasas con la longitud del delay, surgirán ecos de tipo slapback. Prueba con tus voces y fija un tiempo de retardo en torno a 30ms –compáralo con la toma original.
Cuando te hayas acostumbrado a la diferencia, haz que un LFO module el efecto, pero sin que las variaciones sucedan demasiado rápido. ¿Notas el “engrosamiento” del audio? Si sitúas el efecto a la derecha del todo, y el audio original en el extremo izquierdo (o viceversa), no funcionará en reproductores mono. Evítalo con una segunda instancia del efecto, esta vez más larga (45ms o así), y ubica la voz original justo en el centro, dejando un delay a cada lado.