La tecnología ha permitido otra increíble hazaña: la violonchelista Katinka Kleijn ha conseguido traducir sus ondas cerebrales en sonidos musicales…
Hoy estamos en condiciones de asegurar que ya es posible tocar a dúo con tu propio cerebro. Mediante un dispositivo de electroencefalografía, la músico Katinka Kleijn escuchó cómo sus propias ondas cerebrales se convertían en sonidos al unísono de su interpretación con el chelo.
Como muestra de este logro te aportamos el audio demo superior desde SoundCloud y el vídeo de abajo. El transductor electroencefalográfico que emplearon para el experimento es capaz de medir los impulsos eléctricos de las sinapsis -las conexiones entre las neuronas-. A partir de dicha información de las ondas cerebrales, recogida desde 14 sensores, un algoritmo programado en Max/MSP realizó la conversión final al audio resultante.
Todavía estamos muy lejos de un auténtico sistema que convierta directamente nuestras ideas y emociones en música (quizá en MIDI)…
La pieza musical resultante, La Inteligencia De La Máquina Humana, explora la relación existente entre un intérprete y la música que toca. La ejecución requirió una concentración extrema de Katinka Kleijn. Al parecer, durante su interpretación, tuvo que adoptar los estados de ánimo que sugerían ciertas palabras que iba leyendo, como pena, calma, tristeza o alegría.
«Ella podía estar tocando una melodía repleta de paz, pero si recibía una palabra violenta, tenía que evocar la violencia a través de esa melodía placentera», argumenta Daniel Dehaan, que compuso la pieza y trabajó con Kleijn y el ingeniero Ryan Ingebritsen. Cuando una nueva palabra se mostraba en la pantalla, «yo tenía que experimentarla, centrarme en ella, pensar sobre ella, y después interpretarla sobre el componente musical», añadió Katinka.
El sistema empleado incluía una diadema Emotiv EPOC, que es un detector portátil multicanal de alta resolución para la medición de ondas cerebrales que se ofrece comercialmente a partir de 399 dólares. Junto a software propietario, por supuesto, diseñado a la medida de esta presentación.
Si bien el experimento y los resultados son ciertamente apasionantes, todavía estamos muy lejos de un auténtico sistema que convierta directamente nuestras ideas y emociones en música (quizá en MIDI), sin pasar antes por nuestras manos, el aprendizaje y la experiencia en la interpretación de cualquier instrumento musical.
Pero, todo llegará… ¿tú que piensas sobre ello?